jueves, 20 de septiembre de 2012

Artificios del mago V: Fijaciones

Se suele creer que la práctica de atravesar una figura para causar un mal a alguien procede originalmente del vudú. Nada más lejos de la realidad. Olvidamos casi siempre que la creencia en la brujería y la magia en el occidente europeo estuvieron firmemente asentadas hasta bien entrado el Renacimiento. Estas prácticas hechiceriles recibieron el nombre de defixium (fijación), pues para que la magia tuviera efecto el objeto en cuestión era atravesado por un clavo. En los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia clasificó la magia, a imitación de los griegos (teurgia/goecia), en fijación (defixium) y consagración (consacratio). El clérigo hispano Prisciliano (s.IV d.C.) fue acusado de practicar la fijación. Este tipo de hechicería era bastante antigua, y para su práctica se empleaban comúnmente tablillas de plomo.



Las tabellae defixionum gozaron de gran popularidad. Si bien, a juzgar por el catálogo de A. Audollent, son raras antes del siglo I a.C. y proceden solo de la Campania, se multiplican desde época silana ampliándose también su procedencia geográfica (Capua, Cumas, Puzzoli y Roma). Todas las categorías sociales se interesaron por sus efectos. Se trata de láminas de plomo, a veces en forma de figura humana, sobre las que se grababan palabras o expresiones de maldición. Eran empleadas ya en la Grecia del siglo V a.C. y en la Italia del IV a.C. para maldecir a individuos (o también a familias y grupos sociales) sobre los que se deseaba que cayera todo tipo de desgracias (como enfermedades, la imposibilidad de hablar u oír o incluso la muerte). Con mucha frecuencia se ansiaba, particularmente, inmovilizar al adversario; la intención era simbolizada por un clavo que atravesaba la lámina de plomo y lo fijaba en sepulcros (ésta era una de las causas más frecuentes de violaciones), pozos y, en general, en lugares profundos, considerados como acceso al mundo subterráneo. Abajo clavo extraído de una tabla.


Por ello las defixiones eran consagradas a divinidades infernales como Hécate, Plutón, Proserpina, etc. Quienes las escribían o mandaban escribir daban todo género de detalles (nombre, filiación, domicilio) sobre el enemigo (así como las partes del cuerpo que debían ser afectadas), con el fin –como ocurre en el ritual religioso- de evitar cualquier error de las potencias maléficas encargadas de ejecutar la maldición. Así por ejemplo:

Buena y bella Proserpina, esposa de Plutón, o Salvia, si es necesario llamarte así, destruye la salud, el cuerpo, el color, las fuerzas, las facultades de Avonia. Entrégala a Plutón, a tu esposo. Que ella no pueda, por sus pensamientos, evitar el maleficio... Yo te doy la cabeza de Avonia, yo te doy los párpados de Avonia, yo te doy las pupilas de Avonia, Proserpina Salvia, yo te doy las orejas, los labios, la nariz, los dientes, la lengua de Avonia para que Avonia no pueda decir dónde sufre; su cuello, sus espaldas, sus brazos, sus dedos, para que ella no pueda ayudarse de nada; su pecho, su hígado, su corazón, sus pulmones para que ella no pueda sentir dónde sufre; sus intestinos, su vientre, su ombligo, su dorso, sus flancos, para que ella no pueda dormir; su vejiga para que ella no pueda orinar; sus nalgas, sus muslos, sus piernas, sus tibias, sus rodillas, sus pies –talones, plantas, dedos- para que ella no pueda por sus propias fuerzas sostenerse en pie (CIL I, 2, 2520).


El deseo de que la persona enemiga permanezca muda o no pueda decir dónde le duele, era casi una constante en este tipo de imprecaciones mágicas que pedían a las potencias infernales que el adversario no pueda responder ni hablar. Cicerón recuerda el caso de C. Escribonio Curio un orador que sufría contínuas pérdidas de memoria llegando a quedar mudo. La causa no era otra que los maleficios y las fórmulas mágicas de la hechicera Titinia. Algunas tabellae, contienen palabras escritas al revés. Así, por ejemplo una, redactada para maldecir a un ladrón de toallas en los baños, dice en la versión original y en la restituida por A. Audollent (Defixionum Tabellae, París 1904, 104):

Qui mateliu tiualo ni cistauqilc mocauqa lle at. minq mae tiuaul...
Qui mihi ma(n)telium in(u)olauit, sic liquat com agua ell(a)m(u?)ta, ni q(u)i eam saluauit.

Es decir: “Aquel que me ha robado mi toalla se licuefique como esta agua muda, a menos que me la haya puesto al lado”. El propósito de ocultar el significado de las palabras no es otro que el hacerlas comprensibles sólo al mago y a las fuerzas infernales cuya intervención se invoca para castigar al ladrón. En otras ocasiones junto al texto aparecen signos, letras, serpientes entrelazadas, flechas, triángulos, etc.

Los dioses más invocados en las tablas defixionum escritas en griego fueron: Hécate, Perséfone, Hermes, Démeter, Plutón, Isis, Osiris, Tifón-Seth, Baal, Eresquigal (babilonio), Yavéh y sus ángeles y arcángeles. Fueron frecuentes entre los siglos VI a.C. y V d.C., al principio eran textos escuetos, pero con el transcurso del tiempo se hicieron más desarrolladas literariamente. Las dos encontradas en Ampurias del siglo III d.C. hacen alusión a nombres escuetamente.

Se colocaban bajo tumbas y templos de divinidades infernales (en menor medida) al principio y más tarde en pozos o lugares con agua. Se solían enterrar bajo las tumbas de los “muertos prematuros”, pues estaban enojados y sedientos de venganza. Pelos, uñas y telas de ropa de la víctima acompañaban normalmente a las tablas. Otro modo era el enterrar figuritas, sobre todo con fines eróticos, también había otras para favorecer el parto y la fecundidad, la cura y prevención de enfermedades o las buenas cosechas, pero el fin más extendido era el maléfico.


En España tenemos una prueba de estas prácticas en las Partidas (s.XIII):

Otrosí defendemos que ninguno no sea osado de hacer imágenes de cera, ni de metal, ni otros fechizos malos para enamorar los hombres con las mujeres, ni para departir el amor que algunos hubiesen entre sí.

En el vudú, las personas que desean vengarse de sus enemigos o eliminarlos acuden al bokó (maléfico) para que les haga un maleficio. Para que el hechicero pueda actuar, debe primero fabricar un muñeco con cera que represente a la persona a la que se ha de dañar y pagar la suma que el bokó estime en concepto de honorarios. Una vez que el maléfico tiene la figura, la atraviesa con un alfiler al tiempo que recita fórmulas mágicas. Éstas son las que producirán, en el cuerpo de la persona representada por el muñeco, una o varias enfermedades, según cómo y dónde pinche la figura. La forma de librarse de este tipo de maleficios es portar amuletos y talismanes o contar con la protección de un espíritu fuerte que pueda neutralizar el mal.



jueves, 9 de agosto de 2012

Héroes

A menudo se denomina "héroe" a todo aquel que realiza una acción digna de elogio poniendo en riesgo sus intereses o su integridad física y mental. Siguiendo este concepto popular, todo el mundo es un héroe potencial. Emociones como la ira, el amor, el odio o el miedo pueden llevar a todo hijo de vecino a cometer una heroicidad. Todos hemos cometido alguna que otra en nuestras vidas, aunque con distintos grados y frecuencias. Sin embargo el héroe como tal es de otra pasta, pues es aquel en el que el acto heroico es parte común de su comportamiento, por ello sus hazañas son numerosas y pervive siempre en el recuerdo de al menos los que le conocieron. Abajo Hércules y la hidra.






Héroe tiene como raíz etimológica ser-1 (proteger). Es vocablo que procede del griego, con significado de "protector" "héroe". Es básicamente un líder épico que protege a los suyos arriesgándose sobremanera. Los heroes fueron objeto de culto entre los antiguos gentiles, especialmente en toda la zona mediterranea, y hubo templos consagrados a ellos. Uno de los más célebres fue Hércules o Heracles, llamado Melkart por los fenicios. Las gestas de los héroes han sido elogiadas desde siempre por poetas y juglares, a menudo exageradas con fines puramente artísticos o comerciales. Incluso los teurgos los adoraban y tenían a los héroes como una más de las variadas entidades que poblaban el otro mundo: dioses, ángeles, demonios, héroes, etc. Abajo Áyax con el cuerpo de Aquiles.






Hesíodo, en "Los trabajos y los días" llama "héroes o semidioses" a los hombres de la cuarta raza, los que vivieron entre la edad de bronce y la edad de hierro. Píndaro, poeta griego del s.V a.C., distingue tres categorías de seres: dioses, héroes y hombres. En el "Crátilo", uno de los diálogos de Platón, el filósofo Sócrates relaciona el término con el amor (en griego eros) define a los héroes como "nacidos de los amores de un dios y una mortal o de un mortal y una diosa": serían por tanto semidioses, y tal es, en la Antiguedad, el sentido más frecuente del término. Pero desde la Ilíada (s.IX a.C.) hasta los autores latinos, aparecen diversas acepciones de la palabra: el héroes es unas veces un caudillo militar -y por extensión cualquier hombre que se distingue por su nacimiento, su coraje o su talento-; otras veces es un semidiós, a medio camino entre los dioses y los hombres; puede ser también una divinidad local, un jefe de tribu, de ciudad, de una agrupación (sería el caso en Atenas de los héroes epónimos, que dieron su nombre a las diferentes tribus que integraban la ciudad); por último el epíteto de héroe es concedido también a los emperadores romanos divinizados. Abajo Jasón y el vellocino.






En general en la mitología griega pueden distinguirse una serie de rasgos esenciales. Lo héroes tienen estrechas relaciones con el combate, las artes adivinatorias, la medicina, la iniciación y los misterios (Orfeo). Fundan ciudades y su culto tiene un carácter cívico. Son los antepasados de grupos consanguíneos (Tántalo) y los representantes prototípicos de muchas actividades humanas fundamentales (Dédalo, Ícaro). Se distinguen por poseer ciertos atributos físicos que les hacen destacar (belleza, fuerza sobrehumana) y que pueden lindar con lo monstruoso: Pélope tiene una estatura gigantesca, Hércules tiene tres filas de dientes. A veces representan ciertos rasgos físicos animales: Cécrope, primer rey mítico del Ática, es un ser mitad hombre y mitad serpiente.



Desde su nacimiento y su infancia demuestran un comportamiento excéntrico marcado por la desmesura ("hibris") y la violencia que traduce su naturaleza ambivalente, por no decir aberrante: padres o parientes muertos, asesinados por envidia o cólera -incluso sin razón-, fecundaciones en masa (Heracles), violaciones, incestos (Tiestes, Edipo), diosas agredidas (Ixión intenta violar a Hera), santuarios profanados (Aquiles mata a Troilo, el hijo menor de Príamo, en el templo de Apolo; Áyax Oileo viola a Casandra en el templo de Atenea). Abajo Aquiles contra Héctor.






Los héroes son los testigos de la fluidez de los orígenes que presidió el principio de los tiempos. Después de la cosmogonía y el triunfo de Zeus, y tras la aparición de los hombres, cuando todavía las estructuras y las normas no estaban lo suficientemente establecidas para determinar la medida de las cosas, participaron en la elaboración de las instituciones, de las leyes, de las técnicas y las artes, fundando así el universo humano, donde las transgresiones y los excesos quedarán proscritos en lo sucesivo. Desde ese momento, el tiempo del mito, de carácter mágico, abierto, inacabado y contradictorio, queda definitivamente cerrado y deja paso al tiempo de la historia.



Productos de una fecundación divina extraordinaria (como Perseo, hijo de Dánae, engendrado por Zeus bajo la apariencia de una lluvia de oro), los héroes se distinguen en ocasiones por una doble paternidad, como Heracles o Teseo. La mayoría de las veces son abandonados de niños al revelarse inquietantes profecías para la familia (Edipo, Perseo), y son amamantados por animales salvajes (Paris alimentado por una osa, Rómulo y Remo por una loba). Viajan a tierras lejanas (Ulises, Jasón), se distinguen por sus innumerables proezas, celebran matrimonios divinos (Peleo y Tetis, de cuya unión nacerá Aquiles; Cadmo y Harmonía).



Ancestros epónimos de razas, de pueblos o de familias (los argivos descienden de Argo, Pélope dio su nombre al Peloponeso, Atreo es el antepasado de los Atridas), reyes míticos (Teseo), inician a los hombres en el conocimiento de diversas instituciones y oficios: las leyes cívicas, la monogamia, la metalurgia, el canto, la escritura, la estrategia... Fundadores de ciudades por excelencia (Teseo, Cadmo, Rómulo), inspiran a los personajes históricos a la fundación de colonias, convirtiéndose a su vez en héroes después de su muerte. Abajo Ulises (Odiseo) atado al mástil frenta a las sirenas.






Instauran asímismo los juegos deportivos (Pélope, Heracles), lo que explica la heroificación de los atletas victoriosos. Algunos están asociados a los ritos de iniciación de los adolescentes. Muchas de sus aventuras son, de hecho, pruebas iniciáticas como la penetración de Teseo en el laberinto y su combate victorioso ante el minotauro, o el paso ritual de Aquiles a través del fuego y el agua cuando fue educado por los centauros.



Pero el rasgo más característico de los héroes es su muerte, siempre violenta, en la guerra o por traición, y singularmente dramática: Orfeo y Penteo mueren despedazados, Acteón es devorado por sus propios perros, Hipólito por sus caballos, Asclepio es fulminado por Zeus... Muchas veces los héroes sucumben víctimas de la locura y de su propia violencia (Áyax, Heracles). Nunca dudan en enfrentarse con los dioses como si fueran sus iguales, pero con la excepción de Heracles, el héroe perfecto cuya apoteosis señala su divinización, siempre es cruelmente castigado por los Olímpicos. La muerte magnífica, sin embargo, su condición sobrehumana, próxima a la gloria divina. Abajo Teseo lucha con el minotauro.






Después de su desaparición, los héroes disfrutan de una "post-existencia" ilimitada. Sus despojos están cargados de temibles poderes mágicos y se depositan dentro de la ciudad, a veces incluso en el interior de los santuarios (así Pélope en el templo de Zeus en Olimpia). Sus tumbas y cenotafios constituyen el centro del culto heroico, acompañado de ritos y sacrificios como el de los dioses. El héroe muerto se convierte en un genio tutelar que protege a la ciudad contra diversos azotes: invasiones, epidemias, catástrofes naturales, etc. Los santos y los mártires de la tradición cristiana les sucederán más tarde en esta función tutelar. La literatura caballeresca medieval está basada en el concepto popular que existía sobre la figura del héroe.



La naturaleza del héroe es muy peculiar, su sacrificio personal en defensa de su comunidad o de los más débiles conlleva una impresionante fortaleza interna y liderazgo. Los héroes se dan a conocer principalmente cuando las circunstancias lo requieren: el guerrero valiente que defiende a su tribu a capa y espada; aquel que arriesga su trabajo por defender a sus compañeros de profesión ante los abusos de un empresario avaricioso o el patriota que arriesga su vida para proteger a su nación de un gobierno despiadado. En sí mismo su carácter es "heroico" y eso lo distingue del común de los mortales. Aún así, como hemos visto, el héroe no es perfecto o un santo, tiene defectos como cualquiera. Cada sociedad, cultura y religión ha diseñado su propio héroe como ejemplo a seguir por la sociedad, con frecuencia manipulando su historia real o dejando de nombrar lo que no interesa de su biografía.



En tiempos más recientes el prototipo de héroe es divulgado machaconamente por ciertos medios de comunicación poderosos o el cine en la forma de "patriota" o "ciudadano modelo"con objeto de justificar ante el pueblo las atrocidades de un estado genocida y evitar revueltas.




En el campo de la política también se ha creado un peculiar panteón repleto de patrañas que sirven para mantener el status quo además de justificar no pocos homenajes y comilonas: la diosa democracia, los héroes de la transición, los héroes fundadores nacionalistas, etc. Abajo estatua heroica de Blas Infante, "padre" de la patria andaluza.




Ciertamente la figura del héroe original no tiene nada que ver con los cuentos y mitos que nos han llegado de sus peripecias. Así, Jasón o cualquier otro sería un héroe valeroso cuya admiración excitó la imaginación e invenciones posteriores de artistas y mandamases una vez que las proezas reales del individuo se habían olvidado, de ahí que llegaran a ser semidioses. No debemos olvidarnos de los muchos héroes anónimos que han vivido en todas las épocas y lugares, así como de otros que a los poderes fácticos no interesa sacar a flote su memoria.



jueves, 2 de agosto de 2012

La Yihad


Junto a la unicidad del Creador y el Juicio final, la yihad es otro de los pilares fundamantales del Islam. Es vocablo árabe cuya traducción literal es "esfuerzo". El concepto de yihad se basa en la lucha interior del individuo para alcanzar la pureza de mente y espíritu, destruyendo el infiel que lleva dentro con objeto de llegar a ser un verdadero creyente. Una vez que el individuo se vence a sí mismo con esfuerzo (yihad), logra conocerse verdaderamente. El "yihadista" no para de batallar una vez que termina su lucha personal, ni mucho menos, la batalla entonces la exterioriza hacia los infieles, los cuales son el enemigo natural del hombre. El "yihaidista" conoce bien a los infieles, pues él mismo lo fue en una ocasión, y se valdrá de su experiencia para derrotarlos, ya que quien se conoce a sí mismo y a su enemigo es siempre temible oponente.



La pelea contra los infieles es propia de las religiones unicistas: el culto a El, a Yavé u otros asociados como Crono o Saturno. Para más detalles véase la entrada "El Único". La Iglesia católica y los medios de comunicación occidentales han manipulado vilmente el concepto "yihadista" vendiéndolo exclusivamente como una doctrina que justifica la lucha sectaria terrorista. No debe extrañarnos que los infieles del s.XXI teman y condenen la yihad, pues ellos siempre han sido enemigos de los fieles organizando cruzadas antaño y "democratizaciones" de los estados islámicos en tiempos más recientes. A Dios rogando y con el mazo dando. La característica común del infiel en todas las etapas históricas es la ignorancia y la soberbia mezclada a partes iguales. Ellos son las víctimas descritas para el Juicio Final.



El profeta Mahoma (h.570-632) era un sabio carismático dotado de una gran capacidad de mando y profundos conocimientos militares. Su yihad personal fue exteriorizada contra los infieles árabes que tuvieron la desgracia de ser sus contemporáneos. El esfuerzo realizado fue un hito histórico sin precedentes desde el punto de vista religioso y militar. Abajo tenemos un mapa del Imperio omeya hacia el 711 (justo antes de la invasión de la Península Ibérica), en él podemos observar las zonas de dominio musulmán. Nótese que desde la muerte de Mahoma no habían pasado ni 100 años. 






En la sura 9 (el arrepentimiento) del Corán hay un pasaje llamado "la participación en combate" que muestra de modo veraz el pensamiento religioso y la inercia bélica de la yihad en el siglo VII.



Los dejados atrás se alegraron de poder quedarse en casa en contra del enviado de Alá. Les repugnaba luchar por Alá con su hacienda y sus personas y decían: "No vayáis a la guerra con este calor". Di: "El fuego de la gehena es aún más caliente". Si entendieran...



¡Que rían, pues, un poco! Ya llorarán, y mucho, como retribución de lo que han cometido. Si Alá vuelve a llevarte a un grupo de ellos y te piden permiso para ir a la guerra, di "¡No iréis nunca conmigo! ¡No combatiréis conmigo contra ningún enemigo! Preferisteis una vez quedaros en casa. ¡Quedaos, pues, con los que se quedan atrás". ¡No ores nunca por ninguno de ellos cuando muera, ni te detengas ante su tumba! No han creído en Alá y en su enviado y han muerto en su perversidad.



¡No te maravilles de su hacienda y de sus hijos! Alá solo quiere con ello castigarles en la vida de acá y que exhalen su último suspiro siendo infieles. Cuando se revela una sura: "¡Creed en Alá y combatid junto a su enviado!", los más ricos de ellos te piden permiso y dicen: "¡Deja que nos quedemos con los que se quedan: las mujeres, los niños e inhábiles!". Prefieren quedarse con los que se quedan atrás. Han sido sellados sus corazones, así que no comprenden. Pero el enviado y los que con él creen combaten con su hacienda y sus personas. Suyas serán las cosas buenas. Ésos son los que prosperarán.



Alá les ha preparado jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eternamente. ¡Ése es el éxito grandioso! Los beduinos que se excusan vienen a que se les dé permiso. Los que mienten a Alá y a su enviado se quedan en casa. Un castigo doloroso alcanzará a los que de ellos no crean. Si son sinceros para con Alá y con su enviado, no habrá nada que reprochar a los débiles, a los enfermos, a los que no encuentran los medios. No hay motivo contra los que obran con honradez. Alá es indulgente, misericordioso. Tampoco contra aquéllos a quienes, viniendo a ti para que les facilites montura, dices: "No os encuentro montura" y se vuelven con los ojos arrasados de lágrimas de tristeza porque no encuentran los medios.



Solo hay motivo contra los que, siendo ricos, te piden permiso. Prefieren quedarse con los que se quedan atrás. Alá ha sellado sus corazones, así que no saben. Se excusarán ante vosotros cuando volváis a ellos. Di: "¡No os excuséis! ¡No vamos a creeros! Alá ya nos ha informado acerca de vosotros. Alá y su enviado verán vuestras obras. Luego, se os devolverá al Conocedor de lo oculto y de lo patente y ya os informará Él de lo que hacíais. Cuando regreséis a ellos os pedirán, jurando por Alá que les dejéis. Dejadles, pues, son una abominación. Su morada será la gehena como retribución de lo que han cometido. Os conjuran que aceptéis sus excusas. Pero, si vosotros las aceptáis, Alá no las aceptará del pueblo perverso.

martes, 10 de julio de 2012

El Yo auténtico


Durante los milenios se ha escrito bastante sobre el cuerpo humano, el espíritu y la mente. Todos ellos requieren un entrenamiento específico para mantenerlos en forma. Así la filosofía, el cálculo o ejercitar la memoria son saludables para nuestro cerebro; la gimnasia para el cuerpo y escuchar música para el espíritu. Por desgracia no se ha escrito lo suficiente acerca del yo auténtico, siendo de lejos, la parte más importante del ser humano. A decir de la tradición religiosa y filosófica, el yo auténtico o el uno se halla fuera del cuerpo rodeándolo como una especie de neblina inseparable, este aura toma forma redonda encima de la cabeza. Muchos santos, ascetas y profetas son representados con esta aureola sobre su cabeza. Los cabalistas judíos lo llamaban Kether (corona) y para los romanos era una virtud llamada aeternitas (eternidad).



Sería imposible explicar con palabras lo impasible que trasciende al cuerpo y a la mente. Sin embargo para hacer notar su importancia pondré un ejemplo: El ser humano es como un país que está formado por cuatro tipos de ciudadanos en orden de importancia: El rey (el yo auténtico), la aristocracia (la mente), el espíritu (el ejército) y el cuerpo (la plebe). En la persona íntegra el rey manda, lo que sería una monarquía; en la persona noble mandan los aristócratas, forma de gobierno llamada aristocracia; en la persona común manda el corazón o el más fuerte; en la persona pasional manda el cuerpo, su forma de gobierno sería la democracia (gobierno del pueblo). La libertad del individuo depende del modo en que se gobierne. 


En un mundo tan enloquecido como el que nos ha tocado vivir, el yo auténtico solo puede captarse de manera intuitiva por medio del ascetismo, disciplina, adquisición de conocimientos útiles para tal fin y una continua reflexión. Ello llevará al interesado a conocerse a sí mismo y a utilizar todo su ser como un mecanismo de relojería bien engrasado. El que entrena su cuerpo mejora su salud; el que ejercita su mente gana en inteligencia y el que cultiva su espíritu se hace fuerte. Pero es el yo quien permite que se realice de modo eficaz para todas las partes del ser. Si el yo no dirige, todos los esfuerzos son el balde.



Las religiones basadas en la ominipotencia del Demiurgo están constituídas por dichos y enseñanzas de hombres santos que se conocían bien a sí mismos: Abraham, Jesús, Lao Tzu, Mahoma, Moisés, Buda, Zoroastro, etc. Lo que nos ha llegado de ellos en muchos casos (especialmente en occidente) son interpretaciones torticeras de lo que dijeron, ya sea por causas económicas, políticas o bien por hacer viable la vida del hombre común con el ascetismo. En cambio, desde el lejano oriente las enseñanzas nos han llegado poco trastocadas, quizá sea debido a la sencillez de carácter y la paciencia que tienen los orientales. El yo auténtico está relacionado con el todo y su naturaleza es regir al ser, del mismo modo que el Demiurgo se encuentra en todas partes y manda en el cosmos. El ser humano es un universo en miniatura. Los que busquen el yo auténtico por medio de sesudas teorías filosóficas, "maestros" de prestigio o investigando sobre una postura del loto perfecta para "meditar" (traducción impropia, pues meditar es calcular) están perdiendo el tiempo. Más apropiado parece aprender a desaprender.



Uno de los grandes maestros demiúrgicos fue Chuang Tzu (siglo II a. C.), es posiblemente el más espiritual de los filósofos chinos. Incluso se lo considera el mayor representante del taoísmo, ya que divulgo los escritos de Lao Tzu, figura legendaria de esa doctrina. A continuación expongo algunos de sus cortos relatos con objeto de comprender, en lo posible, el yo auténtico.



EL ÁRBOL INÚTIL





Hui tzu le dijo a Chuang: "Tengo un árbol grande, de los que llaman árboles apestosos. El tronco está tán curvado, tan lleno de nudos, que nadie podría obtener una tabla derecha de su madera. Las ramas están tan retorcidas que no se pueden cortar en forma alguna que tenga sentido. Ahí está junto al camino. Ni un solo carpintero se dignaría siquiera mirarlo. Iguales son tus enseñanzas, grandes e inútiles." Chuang Tzu replicó:



"Has observado alguna vez al gato salvaje? Agazapado, vigilando a su presa, salta en ésta y aquella dirección, arriba y abajo, y finalmente aterriza en la trampa. Pero ¿has visto al yak? Enorme como una nube de tormenta, firme en su poderío. ¿Qué es grande? Desde luego. ¡No puede cazar ratones! Igual ocurre con tu gran árbol. ¿Inútil? Entonces plántalo en las tierras áridas. En solitario. Pasea apaciblemente por debajo, descansa bajo su sombra; ningún hacha ni decreto preparan su fin. Nadie lo cortará jamás.





DESTAZANDO UN BUEY





El cocinero del príncipe Wen Hui estaba destazando un buey. Extendió una mano, bajó un hombro,apoyó un pie, presionó con una rodilla. El buey quedó deshecho. Con un susurro, el brillante cuchillo de carnicero murmuraba como un viento suave. ¡Ritmo! ¡Cronometración! ¡Como una danza sagrada, como las antiguas armonías! "¡Buen trabajo!", exclamó el príncipe. "¡Su método es impecable!" "¿Método?", dijo el cocinero dejando a un lado su cuchilla. "¡Lo que hago es seguir el Tao más allá de todo método!



Cuando empecé a destazar bueyes, veía ante mí al buey entero, toda una masa única. Después de tres años, ya no veía aquella masa. Veía sus distinciones. Pero ahora ya no veo nada con los ojos. Todo mi ser aprehende. Mis sentidos están ociosos. El espíritu, libre para trabajar sin un plan concreto, sigue su propio instinto guiado por una línea natural. Por la abertura secreta, el espacio oculto, mi cuchilla no encuentra su propio camino. No atravieso ninguna articulación, no corto hueso alguno. Un buen cocinero necesita cortador nuevo, una vez al año. Corta. Un mal cocinero necesita uno nuevo todos los meses. ¡Él mutila!



Llevo utilizando esta misma hoja diecinueve años. Ha destazado un millar de bueyes. Su hoja sigue cortando como si estuviera recién afilada. Hay espacios entre las articulaciones; la hoja es delgada y cortante: cuando esta delgadez encuentra aquel espacio, ¡hay todo el sitio que se pudiera desear!



¡Pasa como una brisa! ¡Por eso mantengo esta hoja desde hace diecinueve años como si estuviera recién afilada! Cierto es, en ocasiones hay articulaciones duras. Las siento venir, entonces me detengo, observo con atención, me contengo, casi no muevo la hoja, y ¡whump! la parte se desprende cayendo como un trozo de tierra. Entonces retiro la hoja, me quedo quieto, y dejo que la alegría del trabajo penetre en mí. Limpio la hoja y la guardo."



El príncipe Wan Hui dijo: "¡Eso es! ¡Mi cocinero me ha mostrado como debiera vivir mi propia vida!





DEJAR LAS COSAS COMO ESTÁN





Sé lo que es dejar el mundo tranquilo, no interferir. No sé nada acerca de cómo dirigir las cosas. Dejar las cosas como están ¡de manera que los hombres no hagan hincharse su naturaleza hasta que pierde su forma!¡No interferir, para que los hombres no se vean transformados en algo que no son! Cuando los hombres no se vean retorcidos y mutilados más allá de toda posibilidad de ser reconocidos, cuando se les permita vivir, habrá sido logrado el propósito del gobierno. ¿Demasiado placer? El Yang tiene demasiada influencia. ¿Demasiado sufrimiento? El Yin tiene demasiada influencia. Cuando uno de éstos se impone al otro, es como si las estaciones llegaran cuando no deben. El equilibrio entre el frío y el calor queda destruido, el cuerpo del hombre sufre.



Demasiada alegría, demasiada tristeza, fuera de su momento preciso, y los hombres pierden el equilibrio.¿Qué harán después? El pensamiento divaga sin control. Empiezan a hacer de todo, no terminan nada. Aquí comienza la competencia, aquí nace la idea de la excelencia, y los ladrones surgen sobre la faz de la Tierra. Ahora, ni el mundo entero es recompensa suficiente para los "buenos" ni hay castigo suficiente para los "malvados". Desde ahora, el mundo entero no es suficientemente grande ni como premio ni como castigo. Desde los tiempos de las Tres Dinastías, los hombres han estado corriendo en todas las direcciónes imaginables. ¿Cómo van a encontrar tiempo para ser humanos?



Entrenas tus ojos y tu visión anhela colores. Educas tus oídos y deseas sonidos deliciosos. Te deleitas en hacer el bien y tu bondad natural queda deformada. Te regocijas en ser justo y te vuelves más allá de toda razón. Te excedes en la liturgia y te conviertes en un comicastro. Excédete en tu amor por la música y sólo interpretarás basura. El amor a la sabiduría lleva a una sabiduría prefabricada. El amor al conocimiento lleva a la búsqueda de fallas. Si los hombres se mantuvieran como realmente son, tener o prescindir de estas ocho delicias no significaría nada para ellos. Pero si se niegan a permanecer en su estado correcto, las ocho delicias se desarrollan como tumores malignos. El mundo cae en la confusión. Ya que los hombres alaban estas delicias, y las anhelan, el mundo ha quedado ciego como una piedra.



Cuando el deleite haya pasado, aún se aferrarán a él: rodean su memoria de adoraciones rituales, caen de hinojos para hablar de él, tocan música y cantan, ayunan y se autodisciplinan en honor de las ocho delicias. Cuando las delicias se convierten en una religión, ¿cómo puede uno controlarlas? El hombre sabio, entonces, cuando ha de gobernar, sabe cómo no hacer nada. Al dejar las cosas estar, descansa en su naturaleza original. Aquel que gobierne respetará al gobernado ni más ni menos que en la medida en que se respete a sí mismo. Si ama su propia persona lo suficiente como para dejarla descansar en su verdad original, gobernará a los demás sin hacerles daño. Dejadlo que evite que los profundos impulsos de sus entrañas entren en acción. Dejadlo estar tranquilo, sin mirar, sin oír. Dejadlo estar sentado como un cadáver, con el poder del dragón vivo en torno de sí. En completo silencio, su voz será como el trueno. Sus movimientos serán invisibles, como los de un espíritu, pero los poderes del Cielo irán con ellos. Inalterado, sin hacer nada, verá todas las cosas madurar a su alrededor. ¿De dónde sacará tiempo para gobernar?





CUANDO LA VIDA ERA PLENA, NO HABÍA HISTORIA







En la era en que la vida sobre la Tierra era plena, nadie prestaba particular atención a los hombres valiosos, ni señalaba al hombre de habilidad. Los gobernantes eran simplemente las ramas más altas del árbol, y el pueblo era como los ciervos en los bosques. Eran honestos y justos, sin darse cuenta de que estaban "cumpliendo con su deber". Se amaban los unos a los otros, y no sabían que esto significaba "amar al prójimo". No engañaban a nadie y aun así no sabían que eran hombres de "fiar". Eran íntegros y no sabían que aquello era "buena fe". Vivían juntos libremente, dando y tomando, y no sabían que eran "generosos". Por esta razón, sus hechos no han sido narrados. No hicieron historia.





LOS CINCO ENEMIGOS







Con madera de un árbol de cien años de edad, construyen vasos para el sacrificio, cubiertos de diseños verdes y amarillos. Las astillas cortadas yacen si ser utilizables en la cuneta. Si comparamos los vasos de sacrificio con la madera de la cuneta, vemos que difieren en apariencia: uno es más bello que la otra; pero aun así son iguales en esto: ambos han perdido su naturaleza original. De modo que, si comparamos al ladrón con el ciudadano respetable, vemos que uno es, desde luego, más respetable que el otro; y aun así coinciden en esto; ambos han perdido la simplicidad original del hombre. ¿Cómo la perdieron? He aquí las cinco maneras:



El amor a los colores atonta el ojo y ya no consigue ver correctamente. El amor a las armonías hechiza el oído y se pierde el verdadero oído. El amor a los perfumes llena la cabeza de vahídos. El amor a los sabores arruina el gusto. Los deseos desazonan el corazón hasta que la naturaleza original enloquece. Estos cinco son los enemigos de la verdadera vida. Y aún así son aquello para lo que "hombres de gran discernimiento" afirman que viven. No son aquello para lo que yo vivo: ¡si esto es la vida, entonces, los palomos enjaulados han encontrado la felicidad!





LA ACCIÓN Y LA NO-ACCIÓN





La no-acción del hombre sabio no es inacción. No es nada estudiado. No se ve alterada por nada. El sabio está tranquilo porque no se ve movido, no porque quiere estar tranquilo. El agua tranquila es como el cristal. Puedes mirarte en ella y ver la barba de tu mentón. Es un nivel perfecto; podría usarlo el carpintero. Si el agua es tan clara, tan nivelada, ¿cuánto más lo será el espíritu del hombre? El corazón del hombre sabio es sereno. Es el espejo del Cielo y la Tierra, el cristal de todo. Vaciedad, quietud, tranquilidad, insipidez. Silencio, no-acción: éste es el nivel del Cielo y la Tierra. Esto es el Tao perfecto. Los hombres sabios encuentran aquí su lugar de reposo.



En reposo, están vacíos. Del vacío viene lo no condicionado. De esto, lo condicionado, las cosas individuales. De modo que, del vacío del sabio, surge la quietud; de la quietud, la acción. De la acción, el logro. De su quietud viene su no-acción, que es también acción. Y es, por tanto, su logro. Porque la quietud es el goce. El goce está libre de preocupación, fructífero durante largos años. El gozo vuelve despreocupadas todas las cosas porque el vacío, la quietud, la tranquilidad, la insipidez, el silencio y la no-acción son la raíz de todas las cosas.





EL DUQUE HWAN Y EL CARRETERO





El duque Hwan de Khi, el primero de su dinastía, estaba sentado bajo su toldilla leyendo filosofía, y Phien el carretero estaba en el patio haciendo una rueda. Phien dejó a un lado el martillo y el cincel, ascendió los escalones, y dijo al duque Hwan: "¿Puedo preguntarle, Señor, qué es eso que usted está leyendo?" El Duque dijo:"A los expertos. Las autoridades." Y Phien preguntó: "¿Vivos o muertos?" "Muertos hace mucho tiempo." "Entonces", dijo el carretero, "no está leyendo más que la basura que dejaron atrás."



El Duque replicó:"¿Qué sabes tú de esto? No eres más que un carretero. Mas te vale darme una buena explicación o moriras."El carretero dijo: "Veamos el asunto desde mi punto de vista. Cuando yo hago ruedas, si me lo tomo con calma, se deshacen; si soy demasiado violento, no encajan; si no soy ni demasiado calmoso ni demasiado violento, sale bien. El trabajo resulta como yo deseo.



Esto no puede ser traducido a palabras: simplemente hay que saber cómo es. Ni siquiera puedo explicar a mi hijo cómo hacerlo, y mi propio hijo no puede aprenderlo de mí. ¡Así que aquí estoy, con mis setenta años, haciendo ruedas todavía! Los hombres de antaño se llevaron todo lo que realmente sabían con ellos a la tumba. Y así, mi Señor, lo que está leyendo ahí no es más que la basura que dejaron tras de ellos."






MEDIOS Y FINES







El portero de la capital de Sung se convirtió en un plañidero tan experto tras la muerte de su padre, y se consumió hasta tal punto con ayuno y austeridades, que fue promovido a un alto rango para que sirviera de modelo para la observación de los rituales. Como resultado de esto, sus imitadores se mortificaron hasta tal punto que la mitad de ellos murió. Los restantes no fueron ascendidos.



El propósito de una trampa para peces es cazar peces y, cuando éstos han sido capturados, la trampa ha sido olvidada. El propósito de un cepo para conejos es cazar conejos. Una vez capturados éstos, el cepo cae en el olvido. El propósito de las palabras es transmitir ideas. Una vez captada la idea, las palabras quedan olvidadas. ¿Dónde podría yo encontrar a un hombre que haya olvidado las palabras? Es con él con quien me gustaría hablar.






HUIDA DE LA SOMBRA







Había un hombre que se alteraba tanto al ver a su propia sombra y se disgustaba tanto con sus propios pasos, que tomó la determinación de librarse de ambos. El método que se le ocurrió fue huir de ellos. Así que se levantó y echó a correr. Pero cada vez que bajaba el pie había otro paso, mientras que su sombra se mantenía a su altura sin dificultad alguna. Atribuyó su fracaso al hecho de que no estaba corriendo con la suficiente rapidez. De modo que empezó a correr más y más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente cayó muerto. No se dio cuenta de que, si simplemente se hubiera puesto a la sombra, su sombra se habría desvanecido, y si se hubiera sentado y quedado quieto, no habría habido más pisadas.





lunes, 9 de julio de 2012

El hombre y sus pensamientos


A pesar de lo que se cree normalmente, la capacidad de pensar y emitir juicios no se limita en exclusiva al cerebro. Con todos los adelantos existentes en la actualidad, no ha podido demostrarse científicamente que todos los pensamientos se fabrican en el cerebro, hay especialistas que consideran que es el corazón el órgano que delibera, aunque para la mayoría es el cerebro. Muchas de las civilizaciones antiguas creían que era el corazón, y no el cerebro, el órgano encargado de regir los pensamientos. Palabras como "corazonada" o "concordia" indican que el corazón jugaba un papel primordial a la hora de emitir un juicio. Las personas carentes de juicio (con discordia en su corazón) o locas podían razonar tan bien como otra cualquiera, pero era su falta de concordia la que trastocaba sus ideas. Cuando estamos airados o alterados se suelen emitir juicios erróneos que nunca habríamos tomado de estar relajados y sin presión. Quiérase o no, el corazón tiene algo que decir a la hora de decidirnos por una u otra idea.



La propia palabra "pensar" tiene como raíz etimológica (s)pen- (estirar, hilar), y procede del latín penso "pesar", pues al pensar pesamos en una balanza el pro y el contra de una idea. Dicha balanza se ha asociado desde siempre a la concordia, al equilibrio, a las creencias y al corazón. El dios Anubis pesaba los corazones de los difuntos en una balanza para conocer la maldad de los pensamientos.



-Los hemisferios: El cerebro humano consta de dos hemisferios, unidos por el cuerpo calloso, que se hallan relacionados con áreas muy diversas de actividad y funcionan de modo muy diferente, aunque complementario. Podría decirse que cada hemisferio, en cierto sentido, percibe su propia realidad; o quizás deberíamos decir que percibe la realidad a su manera. Ambos utilizan modos de cognición de alto nivel. Nuestro cerebro es como una máquina, una caja doble que tenemos en la cabeza, y cada mitad tiene su propia forma de conocimiento, su propia manera de percibir la realidad externa. Podríamos decir, en cierto modo, que cada uno de nosotros tiene dos mentes conectadas e integradas por unos cables de fibras nerviosas que unen ambos hemisferios. Ningún hemisferio es más importante que el otro. Para poder realizar cualquier tarea necesitamos usar los dos hemisferios, que se ayudan el uno al otro, especialmente si es una tarea complicada. Cada hemisferio cerebral tiene un estilo de procesamiento de la información que recibe. Hay personas altamente especializadas en utilizar un hemisferio en lugar del otro, mientras que otras emplean ambos de un modo más equilibrado: cada cual es un mundo.



El hemisferio izquierdo, que tiene que ver con las funciones de: escritura, lógica, razonamiento y música rítmica. Por otra parte, el hemisferio derecho tiene relación con las funciones de intuición, emoción, imaginación, creatividad artística y la música melódica. Se puede decir que un hemisferio piensa y que el otro siente. El hemisferio izquierdo del cerebro controla el lenguaje y los pensamientos lógicos. A la inversa, el hemisferio derecho del cerebro es el que está involucrado en la creación de imágenes y también en lo que se conoce como inspiración.



El hemisferio izquierdo procesa la información analítica y secuencial, paso a paso, de forma lógica y lineal. Es el que analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, planea procedimientos paso a paso, verbaliza, piensa en palabras y en números; es decir, contiene la capacidad para las matemáticas y para leer y escribir. Este hemisferio emplea un estilo de pensamiento convergente (esto es, que converge, que da, que va hacia…, que desemboca), obteniendo nueva información al usar datos ya disponibles, formando nuevas ideas o datos que ya tienes. Aprende de la parte al todo y absorbe rápidamente los detalles, hechos y reglas; analiza la información paso a paso; quiere entender los componentes uno por uno, y muchas cosas más.



El hemisferio derecho, por otra parte, parece especializado en la percepción global, sintetizando la información que le llega. Con él vemos las cosas en el espacio, y cómo se combinan las partes para formar el todo. Gracias al hemisferio derecho, entendemos las metáforas, soñamos, creamos nuevas combinaciones de ideas. Es el experto en el proceso simultáneo o de proceso en paralelo; es decir, no pasa de una característica a otra, sino que busca pautas y un todo. Procesa la información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes que componen ese todo. El hemisferio que lo ve como un todo es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes, símbolos y sentimientos. Tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva. Este hemisferio emplea un estilo de pensamiento divergente. Aprende del todo a la parte. Para entender las partes necesita partir de la imagen global; no analiza la información, sino la sintetiza. Es relacional, no le preocupan las partes en sí, sino saber como encajan y se relacionan unas partes con otras, viendo todo esto, como un todo.



-Artes y disciplinas: Platón y Aristóteles delimitaron la diferencia existente entre arte y disciplina al afirmar que existe arte en las cosas que se presentan de una manera determinada, pero podían presentarse de otra; la disciplina, en cambio, se refiere a aquellas cosas que no pueden ser de otra manera. Cuando algo se razona con argumentos indiscutibles (2+2=4), pertenecerá al campo de la disciplina; se hablará, en cambio, de arte, cuando lo que se debate es verosímil y opinable. Es bastante curioso que en época tan pretérita los pensadores griegos intuyeran la separación existente entre ambos hemisferios.



Entre algunas de las disciplinas más importantes se hallan la gramática, la retórica, la dialéctica, la aritmética, el solfeo, la geometría y la astronomía. Las artes recaen sobre la esfera de lo creativo: los oficios artesanos, la filosofía, las artes y en definitiva toda ciencia que es opinable. Los antiguos griegos tenían a la diosa Atenea como la protectora del arte y de la ciencia creativa, era además protectora de hilanderas y bordadoras. En su ciudad, Atenas, estaba considerada la diosa de la sabiduría, desplazando a las musas en el terreno de la literatura y la filosofía.



-Las palabras guían: Todas las palabras tienden a generalizarse, perdiendo su significado original, cuando la cultura de un pueblo decae o bien cuando dejan de usarse. El lector se verá sorprendido por el significado real de los vocablos relacionados con la mente. La pureza de un lenguaje es directamente proporcional a la cultura de sus hablantes y académicos a lo largo de la historia. En el castellano moderno tenemos la desgracia de usar infinitos vocablos para un mismo significado y pocos o ninguno para las sutilezas de la lengua, y no se debe precisamente a la poca riqueza del español. No hay más que ver el significado antiguo y moderno de los insultos. Estas sutilezas pueden comprobarse en la siguiente lista de palabras relacionadas de algún modo con el acto de discurrir.



Astucia: Del latín astus. Agudo, hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin.



Cavilar: Raíz kel-5 (engañar, burlar); procede del latín cavilla "broma" "chanza" y significa "discurrir con sutileza".



Conciliar: Raíz keld-2 (gritar). Del latín concilium "reunión" "concilio". Conciliar es componer, concertar opiniones opuestas. Es sinónimo de pensar.



Considerar: Raíz sweid- (brillar). Del latín considero "examinar" (observar las estrellas con cuidado). Considerar es reflexionar algo con cuidado y atención. Sinónimo de cogitar.



Creer: Raíz kerd- (corazón). Del latín credo "creer, confiar". Las creencias no vienen del cerebro sino del corazón.



Discurrir: Raíz kers- (correr). Del latín curro "correr". Es hacer correr el intelecto para llegar a alguna conclusión. El mismo proceso que sigue un ordenador que busca datos en el disco duro.



Entendimiento: Raíz ten- (tender, estirar). Del latín intendere "extender, dirigir hacia algo", especialmente aplicado hacia la mente (intendere animum in aliquid "prestar atención", de ahí "oír" y "comprender").



Idear: Raíz weid- (ver). Es vocablo de origen griego (sufijo wid-es-ya) que significa "idea" "apariencia". Propiamente es la imagen o representación que del objeto percibido queda en la mente. Está fuertemente vinculado a la imaginación o fantasía.



Inteligencia: Todos creemos saber lo que es la inteligencia, incluso afirmamos, sin ningún ápice de duda, qué individuos son inteligentes y cuales no. La cosa no queda ahí, ¿cuantos libros se han escrito acerca de la inteligencia dando por hecho lo que ésta es? Algunos consideran la memoria como sinónimo de "inteligencia"; otros piensan que el sagaz es inteligente; una buena parte de la mayoría da por hecho que un erudito es inteligente, etc.  

Formada por la preposición latina inter "entre, dentro de" y la raíz leg- (recoger, colectar y derivados que significan "hablar"). Del latín lego "recoger" "escoger" "leer". Con lo cual la inteligencia representa la capacidad de leer y hablar para recoger datos selectos y emitir un juicio.  

Mientras mayor sea el número de datos fiables poseídos por el individuo más opciones tendrá para decantarse por la opción correcta. Una persona en particular puede ser bastante docta pero carecer de sensatez o juicio. Por otro lado alguien podría tener un gran sentido común pero ser iletrado. En ambos casos la inteligencia no es completa. En definitiva una persona inteligente es aquella sensata que posee mucha sabiduría recolectada gracias a la lectura y a la conversación.


Imaginar: Del latín imaginari "discurrir por medio de imágenes".



Ingenio: Raíz gen- (dar a luz, parir). Del latín ingenium "cualidad innata, carácter". Es la facultad del hombre para inventar con prontitud y facilidad. Forma parte claramente del hemisferio derecho.



Meditar: Raíz med- (medir). Del latín meditor. Realmente es sinónimo de calcular.



Pensar: Raíz (s)pen- (estirar, hilar). Del latín penso "pesar". Reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen. Sinónimo de enjuiciar o conciliar.



Razonar: Raíz ar- (colocar, ajustar). Del latín ratio-onis "parte, trozo, cálculo". El razonamiento se realiza exclusivamente con el hemisferio izquierdo.



Saber: Del latín sapere "ser entendido", propiamente "tener gusto, ejercer el sentido del gusto". Saber es conocer o ser erudito. Sabiduría es sinónimo de inteligencia y lo contrario de ignorancia.



Sagacidad: Raíz sag- (buscar). Del latín sagax "dotado de buen olfato". El sagaz es el individuo astuto y prudente, que prevé y previene las cosas.



Sospechar: Raíz spek- (observar). Del latín specio "mirar, observar". Con preprosición sub. Significa literalmente "mirar desde abajo, desconfiar". Es aprehender o imaginar algo por conjeturas fundadas en apariencias o visos de verdad. Misma raíz comparte "perspicaz" (el que mira de modo agudo y penetrante).



Suponer: Raíz upo (debajo de). Del latín sub "debajo". Conjeturar, calcular algo a través de los indicios que se poseen.



-Conclusiones: Claramente relacionadas con el hemisferio izquierdo tenemos: razonar y meditar; con el derecho: ingeniar, imaginar e idear; con el corazón: pensar, creer y conciliar. Existe otro tipo de discurrimiento asociado al instinto de supervivencia: la astucia, la cavilación, la perspicacia y la sagacidad. De modo general, sin especificar su origen, tenemos: discurrir o considerar. Tanto los animales como el hombre tienen cerebro, si bien el género humano lo tiene genéticamente más desarrollado (de ahí homo sapiens). Esto puede demostrarse en el desarrollo de la filosofía (hemisferio derecho) o la filología (hemisferio izquierdo), si bien muchos animales tienden a ser más astutos que el hombre, pues requieren especialmente de sus desarrollados sentidos para procurarse la supervivencia. Es de notar que los hombres primitivos y los más necesitados son bastante astutos y sagaces.