sábado, 14 de enero de 2012

Adivinos I: Ariolos


Iniciamos una serie de entradas dedicadas a los adivinos, aquellos que presagiaban por inspiración divina, de ahí la palabra "adivino". Debe diferenciarse de la "mántica" (arte del presagio) griega en la cual se incluían todo tipo de individuos con capacidades para conocer los sucesos futuros, incluídos los adivinos. Palabras como nigromántico, oniromante, hidromante, etc., hacen mención a distintos tipos de "mánticos".

El término "ariolo" es de posible origen etrusco, fue traído a Hispania por los romanos. Muy poco es lo que se sabe de ellos. En época republicana, el estado romano desencadenó contra la adivinación natural o inspirada (el enthousiasmos de los griegos) y, en general, contra todas aquellas formas que no estuvieran contenidas en los libros de los augures o en los Libros Sibilinos. También los profetas y videntes que practicaban este tipo de adivinaciones (vates, carmentas, ariolos), considerada como dementia o privación de mens, fueron igualmente perseguidos; esa desconfianza hacia el delirio profético explica que el término vates reciba en latín un claro sentido peyorativo, de la misma forma que el verbo vaticinor sea sinónimo (por ejemplo, en Cicerón) de “divagar”, “tener propósitos incoherentes”. Esta actitud de hostilidad hacia la adivinación natural se percibe bien en las relaciones de Roma con los centros oraculares itálicos.

San Isidoro los define en sus Etimologías:

Los ariolos (arioli) reciben este nombre porque formulan abominables plegarias ante las aras de los ídolos y les ofrecen funestos sacrificios, después de cuya realización reciben las respuestas de los demonios.

En el IV concilio de Toledo del año 633, presidido por San Isidoro de Sevilla, en el canon 29 se establecía que

Si se descubriera que algún obispo, presbítero o diácono, o cualquier otro del orden clerical, consultaba magos, arúspices, ariolos, augures, sortílegos o a los que profesan artes ocultas o a algunos otros que ejercen cosas parecidas, depuestos del honor de su dignidad sean encerrados en un monasterio, consagrados allí a una penitencia perpetua, lloren el crimen cometido de sacrilegio.

En el Fuero juzgo del año 681 se condena a los que consultan a los ariolos, arúspices y vaticinadores. Durante la Edad Media, los ariolos eran curanderos con amplios conocimientos botánicos (yerbas mágicas), usaban filacterías y quitaban maleficios. Según un documento medieval español del siglo XIII, los ariolos eran unos adivinos que ejercían su arte por medio de palabras. Las llamadas aras o brujas blancas, son, según Andolz, las brujas benéficas de Aragón. Tal vez por la etimología de la palabra (y su cometido mágico) tenga algo que ver con los ariolos. La Iglesia consideró al ariolo como adivino.

San Isidoro decía (probablemente refiriéndose a las filacterías o nóminas):

A todas estas prácticas pertenecen también las ligaduras execrables de remedios condenados por los médicos y que consisten en precantaciones, en caracteres o bien objetos diversos que deben llevarse atados o colgados.

Las misma técnicas curativas -pero de religión distinta- fueron practicadas por los precantadores (principalmente judíos). Los judíos tenían excelente fama como médicos.

Comenta San Isidoro (s.VII) sobre la medicina mágica:

La escuela metódica, ideada por Apolo, iba acompañada de medicamentos y cármenes. Los metódicos no tenían en cuenta ni el examen de los síntomas, ni las circunstancias temporales, ni la edad ni las causas, sino únicamente la existencia misma de las enfermedades.

En la España rural del siglo XX ha habido casos de mendigos milagrosos que luego desaparecen sin dejar rastro. En un caso una niña con poliomelitis fue capaz de andar, además el mendigo le dejó unos escapularios para evitar el mal de ojo. En Suramérica algunos hechiceros empleaban momias de los antepasados para realizar curaciones.

En Bolivia, entre los habitantes de la comunidad aymara, viven los kallawayas. En lengua aymara, significa “irse de casa” pero en lengua quechua hace alusión al “hombre que anda cargando hierbas medicinales”. Los kallawayas existen desde antes de que se constituyera el imperio inca. Se los podría denominar médicos ambulantes: personas que tienen un profundo conocimiento de la botánica y de la medicina natural.

Se supone que en la corte de los incas asesoraban a los sabios (amautas) en cuestiones de sanidad y que también prestaban sus servicios como médicos en Cuzco, la capital del imperio. No tenían residencia fija sino que se trasladaban de un sitio a otro curando a los enfermos. Para ello, era necesario preparar de antemano todas las pócimas y bebedizos necesarios de tal manera que pudieran conservar intactas sus cualidades.

En un hallazgo arqueológico del siglo VI se encontró el equipo de un kallawaya, entre otros elementos se describe un craneo que muestra tres trepanaciones, un mortero de madera, un tubo hecho de caña de bambú, jeringas, tabletas de madera y una bolsa (chuspa) que contenía material vegetal macerado. Una vez que éste fue analizado, se comprobó que se trataba de una de las especies de tabaco mezclado con hojas de guayusa (Piper callosum), planta habitualmente empleada como antiespasmódico.

Los investigadores estiman que los kallawayas eran capaces de curar enfermedades tan diversas como parálisis, ceguera, neumonía, diversos tipos de heridas y enfermedades mentales. Entre los medicamentos que preparaban, habían algunos fabricados con barro y frutas fermentadas cuyos efectos son comparables a los de la terramicina y la penicilina. Para estos médicos ambulantes, en todos los hombres siempre se unen tres principios vitales:

-El “Athum Ajayu”. Es una fuerza divina gracias a la cual puede pensar, sentir y moverse y a la que se considera inmortal.

-El “Juchui Ajayu”. El el cuerpo astral, el alma.

-El cuerpo físico. El material donde se encarnan los dos principios anteriores.

Es el desequilibrio entre estos tres principios lo que produce la enfermedad. Para restablecerlo, el kallawaya hará uso de sus conocimientos de herboristería y pedirá ayuda a los espíritus. Éstos son, fundamentalmente, la Pachamama (Madre Tierra) y los Achachillas, que son los ajayu de los antepasados que, al ser inmortales moran en las montañas, ríos y lagos sacralizándolos.

Debido a esta concepción del universo, para mantener la salud y gozar de la ayuda de estos espíritus es imprescindible tenerlos contentos; para ello, es necesario darle de comer a la montaña, lo que equivale a hacer ofrendas a los antepasados (Achachillas). Estos médicos son siempre hombres; en esta comunidad las mujeres solo se dedican a atender embarazos y partos. Lejos de ser unos charlatanes que aseguran curar todo tipo de dolencias, reconocen que para algunas, como las terminales o las hereditarias, sus conocimientos no son efectivos. Sin embargo, sus curas han demostrado tener éxito en casos de tuberculosis, diarreas, artrosis, problemas renales, hepáticos, cardíacos y en los trastornos mentales, entre otros.

Sus medicamentos no son solo compuestos vegetales; también emplean algunos elementos minerales o animales deshidratados. Entre las ofrendas rituales típicas de los kallawayas para curar enfermos hay dulces y vino. Tenían tres tipos de mesas rituales: las blancas, servían para curar enfermedades; las grises, destinadas a purificar el espíritu, y las negras, que tenían como finalidad devolver las desgracias que algún enemigo había enviado. A menudo los kallawayas emplean cantos.



lunes, 9 de enero de 2012

Los mercaderes de la fe


Dedicarse a los negocios es legítimo siempre y cuando exista un mínimo de honestidad entre el comprador y el vendedor, en otras palabras: que no haya fraude de ningún tipo. ¿Qué ocurre cuando la mercancía que trata de venderse es defectuosa o tiene características diferentes a las ofrecidas antes del acuerdo? No hace falta ser un lumbreras para saber que en todos los negocios y oficios existen personas que intentan sacar ventaja o dinero de modo ilegítimo abusando de la buena fe del cliente. Hoy no hablaremos de los mercaderes de patatas o relojes sino de los de la fe, también conocidos para muchos del vulgo como "expertos" en religión. Y es que ni la misma teología se libra de estos tipejos del tres al cuarto que corrompen todo lo que tocan. Dios nos libre de ellos.

La espiritualidad, el amor y la fe han sido un negocio redondo para muchos desde tiempo inmemorial, y es que un proverbio muy antiguo dice que "no solo de pan vive el hombre". Como vimos en la entrada "El Único", las manipulaciones existentes en la Biblia son multitud, afortunadamente muchas de ellas han sido detectadas por teólogos y estudiosos de las religiones. Las Escrituras fueron variando (añadiendo o borrando textos) según las épocas y los intereses de los dirigentes religiosos. De ahí se explica que haya tantas contradicciones tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.  

Entonces, ante tanta manipulación ¿qué hay de verdadero en las Escrituras sobre Dios? La única forma de contestar esta pregunta es hacer una puesta en común crítica con los rasgos elementales de Saturno/Crono/Alá/El/Yavé, pues ya comenté que se tratan en el fondo del mismo perro con distinto collar. Hasta la fecha no se ha hecho un estudio científico crítico sobre el Corán. Sin embargo los textos coránicos poseen una coherencia y un cuerpo (muchas suras se repiten machaconamente) del que adolece la Biblia.

Cualquiera que haya leído la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento, habrá notado lo incomprensible y contradictorio que llegan a ser los "textos sagrados" (según el clero hasta la última coma es de inspiración divina) cosa que los convierte en anodinos y aburridos a más no poder. Finalmente muchos lectores lo dan por imposible y dejan el libro en el sueño de los justos. Recomiendo antes de leer cada capítulo de la Biblia informarse bien sobre el contexto histórico y religioso del texto, pues se fue redactando a lo largo de muchos siglos. De este modo será más llevadero y el lector podrá comprender mucho mejor el mensaje. Por el contrario, el Corán se lee fácilmente y uno tiene la sensación al final de quedarse con la copla. Tras leer el Corán no parece haber nada contradictorio porque puede gustar o no pero no deja indiferente a nadie.

Un buen ejemplo de mercaderes de la fe ha sido (y sigue siendo) la Iglesia católica. En un periodo de 2.000 años han logrado un éxito sin precedentes en ningún negocio: han vivido y han mandado casi como reyes, con un poder absoluto discutido por muy pocos (¡con la Iglesia hemos topado!). Desde un punto de vista comercial nadie, absolutamente nadie, puede discutir que son los mejores. A pesar de que muchos afirman que su forma de gobierno es una teocracia (gobierno divino), en realidad ellos son ricos mercaderes y la forma de gobierno de éstos se llama "plutocracia" (EEUU o la UE hoy día son un buen ejemplo).  

El cliente de cualquier mercader es el pueblo, para vender sus mercancías religiosas la Iglesia SA y sus trabajadores han seguido un plan maestro en pos del éxito financiero. Puede resumirse en varias fases.

Fase I: Búsqueda de un profeta popular: El producto a vender debe ser atractivo.

Jesús fue un rabino (maestro) carismático judío que se ganó el afecto de una parte del pueblo en la primera mitad del s.I d.C. Del Jesús histórico sabemos muy poco. Sus enseñanzas debieron calar hondo en una época convulsa en la que Israel estaba dominada por el Imperio romano. Fueron muchos los profetas itinerantes que por aquella época pululaban por esos lares, Jesús y Juan el Bautista fueron dos más de ellos. En época del emperador Nerón (54-68 d.C) ya había una importante comunidad cristiana en Roma que sufrió una fuerte persecución por parte del césar, lo que indica claramente que el cristianismo se expandió extraordinariamente en un corto periodo de poco más de 20 años.

Fase II: Comercializar las enseñanzas del profeta: El cliente siempre tiene la razón.

Pablo de Tarso fue sin ningún género de dudas el primer mercader importante que trató de sacar partido, de modo torticero, de las enseñanzas de Jesús. No en vano hoy día es considerado por muchos expertos el fundador real del cristianismo. Gracias a sus propias cartas se sabe que Pablo no conoció personalmente Jesús y que fue un judío bastante ortodoxo que persiguió con saña a los seguidores de Jesús mientras éste vivía. Al fallecer el Mesías, Pablo tuvo una "visión divina" en la que se le apareció Jesús y le pedía que predicara su palabra por el mundo. Quizá tuvo una visión de la pasta que le esperaba si remaba en la dirección adecuada...

Su vida estuvo llena de problemas en la comunidad judía de los primeros cristianos, principalmente porque consideraba que había que evangelizar a los paganos, cosa que negó el propio Jesús y que a ningún judío en sus cabales se le habría pasado por la cabeza. Hacia el año 67 fue arrestado y condenado a muerte en Roma, no es de extrañar que ninguno de los cristianos de la Iglesia de Roma moviese un solo dedo en su favor antes de que lo ejecutaran.

Fase III: Evangelización universal: !A la búsqueda de nuevos clientes!

En adelante no pocos césares consideraron el cristianismo como una amenaza al Imperio: las persecuciones continuaron en lo sucesivo. El cristianismo estaba seriamente amenazado, había que hacer algo para evitar que desapareciese, muchos pensaron entonces que después de todo Pablo llevaba razón al tratar de bautizar a los paganos. Nos encontramos en el año 70 d.C., tras fuertes revueltas judías en Israel, el templo de Jerusalén es destruído por los romanos. Muchos judíos probablemente se sintieran frustrados y se hicieron cristianos.

Es en este caldo de cultivo cuando se redacta el Evangelio de Marcos (hacia 71 d.C.) contando las vidas y milagros de Jesús de Nazaret casi 40 más tarde. Marcos, personaje del que no conocemos nada, escribió el evangelio canónico más antiguo. El fanatismo que mostraban muchos cristianos a la hora de morir como mártires sorprendía a las autoridades romanas. Los primeros cristianos fueron principalmente gentes de baja clase social y analfabetos, no debió ser muy difícil a los primitivos mercaderes engañar a los parias de la sociedad prometiéndoles la vida eterna, de modo parecido a los políticos modernos.

Más tarde se redactarán los Evangelios de Mateo y Lucas (hacia 80-90 d.C) y no mucho después el Evangelio de Juan (90-100 d.C.). De la veracidad de los hechos narrados por los evangelistas sobre la vida de Jesús debemos desconfiar bastante:

1-Se hicieron para ganar la mentalidad pagana tan dada a las leyendas. El Jesús histórico importaba poco.

2-Ninguno de los evangelistas conoció a Jesús. Jesús fue un judío rígido con la ley de Yavé, él nunca fue cristiano. El cristianismo fue posterior y no cristalizó hasta el s.IV d.C.

3-Lo único que sabemos con certeza del Jesús histórico (Yeshua), gracias a Flavio Josefo, es que existió y predicó en el mundo judío. Todo lo demás viene de los evangelistas. Flavio lo nombró de pasada sin darle ninguna importancia. Según los Evangelios la tierra tembló cuando murió Jesús, sin embargo ante un acontecimiento tan milagroso ninguna crónica de la época dice ni mu...

La propia palabra "católico" en griego significa "universal" y es eso mismo lo que hicieron para evangelizar en el mundo pagano. La Iglesia cristiana terminó por ganarle la partida al mundo pagano apropiándose de la fe de las masas descontentas. Tal fue el éxito económico de la experiencia evangelizadora que en los siglos sucesivos buscaron nuevos clientes allende los mares.

Para lograr su propósito manipularon las leyes que Yavé entregó a Moisés. En el catecismo católico hay dos cambios importantes:

1-No tendrás más Dios que a mi.

Sustituído por:

1-Amarás a Dios sobre todas las cosas.

Los paganos no creían en un solo Dios pues era politeístas, asi que hubo que venderles la burra. El culto a los santos se llamó en la antigua Roma culto a los lares, el culto a la Virgen no es más que una reminiscencia de antiguos cultos femeninos: ninfas, Isis, Cibeles, etc. El culto a los ángeles proviene de los genios y númenes locales.

2-No te harás imagen de escultura ni de figura alguna de cuanto hay arriba, en los cielos, ni abajo sobre la tierra, ni de cuanto hay en las aguas abajo de la tierra. No las adorarás ni le darás culto, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Este mandamiento es sustituído por el noveno, sacado de la manga:

9-!!!No consentirás pensamientos ni deseos impuros¡¡¡

De todos es conocido el beneficio económico y la atracción que reportan las estatuas que se encuentran en todas las Iglesias católicas y demás figuras de santos, vírgenes, etc. Para los musulmanes y judíos esto es una aberración religiosa. Sin embargo esta medida fue necesaria para ganar clientes.

Jesús tuvo hermanos, la palabra griega adelfos significa hermano carnal, al menos tuvo uno: Santiago, el cual fue sucesor natural de Jesús entre los cristianos. La Iglesia para defender el nacimiento virginal de María dice que tenía primos o parientes contradiciendo a los propios evangelistas. Personajes como Mitra nacieron de una virgen, si Jesús no hubiera nacido igual pocos habrían aceptado su culto.

Fase IV: La eliminación de la competencia: En busca del monopolio comercial.

Para nada fue un camino de rosas la travesía de los cristianos católicos, pues había muchas ideas discordantes entre las distintas Iglesias cristianas: existieron docenas de escuelas cada una de ellas con modos diferentes de interpretar y practicar el cristianismo: docetas, maniqueos, gnósticos, arrianos, pelagianos, etc. Estas ideas se consideraron finalmente heréticas y fueron perseguidas y destruídas por la ortodoxia católica gracias al emperador Constantino. La muerte de millones de inocentes a lo largo de los siglos o de personas que no aceptaban los dogmas católicos ayudó sobremanera a que esta monstruosa maquinaria comercial prosperara sin límite. Y es que para la Iglesia el fin justifica los medios.

Fase V: ¿Caída?

Nadie sabe si la Iglesia $A caerá algún día o no. Bajo mi punto de vista su único talón de Aquiles es la economía, pues una fuerte crisis financiera afecta a todos los negocios. Por otro lado clientela no les falta ni les faltará mientras existan analfabetos y pobres en el mundo (sin ellos la Iglesia no existiría como empresa). Fomentar guerras ha sido su forma más rápida y eficaz de mantenerse, tienen larga experiencia en ello. La guerra trae pobreza y desesperación espiritual, éstas son las condiciones adecuadas para generar nuevos clientes.  

Por desgracia, en el mundo occidental mucha gente asocia lo religioso o lo divino con la Iglesia católica, y no es extraño pues su influencia monolítica ha durado muchos siglos. Sin embargo es un error muy grave, pues nada tiene de divino manipular las propias enseñanzas del Creador para prosperar económicamente (el propio Creador advierte de los falsos profetas). Multitud de ejemplos de estas trampas pueden leerse en el libro "Mentiras fundamentales de la Iglesia católica" de Pepe Rodríguez. La muy noble teología (literalmente "ciencia de Dios") nada tiene que ver con los mercados, que nadie se engañe. 


De adorar a alguien la Iglesia, teológicamente hablando, no puede tratarse de otro que no sea Satanás (literalmente "enemigo"): el enemigo del hombre. Todos los rasgos del Satán bíblico y coránico: adversario de Dios y del hombre, lobo disfrazado de cordero, acusador, etc., se dan de modo inquietante en los usos y abusos de la Iglesia que ha fotografiado la historia. Por sus hechos los conocerás . Para colmo de males tradujeron incorrectamente (o de modo torticero) "El" o "Yavé" por "Dios" (literalmente "diablo"), personajes antagónicos. Seguramente sea la mayor blasfemia y manipulación linguística de la historia. Para más detalles etimológicos véase la entrada "Sobre los dioses".


"Diablo" (también llamado "Zeus", "Júpiter", "Indra", "Iblís", "Satán", etc.) o "Dios" es el usurpador que sustituyó al Creador desde tiempos remotos en muchos mitos y religiones. Su panteón diabólico se compone de diversos dioses que asocian las diferentes potencias existentes en la naturaleza. La Iglesia adora a "Diablo" o "Dios" y  permiten el politeísmo en forma de vírgenes, santos, cristos y otras disparatadas teorías sobre la Santísima Trinidad (recuérdese la Triada Capitolina de Júpiter). En cierto modo son coherentes al afirmar que adoran a "Dios", sin embargo "Diablo" está predestinado a caer en el Juicio Final.


La Iglesia católica no es más que un ejemplo modelo de los mercaderes de la fe que han existido desde tiempos remotos en todas las partes del globo. Las estadísticas cantan: hay más fieles católicos en  países con alto nivel de analfabetismo que en aquellos con alto nivel cultural. Si Jesucristo levantara la cabeza probablemente iría al Vaticano para expulsar a ciertos mercaderes que gorronean en los alrededores del templo de Dios.

Por último, una cita de una carta del papa León X (1513-1521) dirigida al cardenal Bembo:

Desde tiempos inmemoriales es sabido cuan provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo.