lunes, 25 de junio de 2012

Satán


Satanás o Satán viene del latín Satāna, y éste a su vez del arameo הַשָּׂטָן, ha-shatán, "adversario, enemigo, acusador". El sentido primario, de la raíz שטן (štn, "impedir, hostigar, oponerse"), sería simplemente el de "enemigo". El término shatán también entra en la vida jurídica israelita, y alcanza el sentido de "acusador delante del tribunal" (Salmos 109:6 ) (Zacarías 3:1) y el término shitna, derivado de la misma raíz, es la "acusación". En lengua árabe se le llama shaytán, que también significa "serpiente". Iblīs (en árabe, إبليس) en el islam, es el nombre de un genio maligno que se negó a inclinarse ante Adam y se apartó de Alá. La palabra Iblis deriva de la raíz árabe balasa بَلَسَ, que significa "el desesperado"; de ese modo, el significado linguístico de Iblis sería "el/lo que causa desesperación". El personaje es más conocido, sin embargo, como Shaytán (شيْطان). Con este último nombre aparece citado 87 veces en el Corán, mientras que el nombre de Iblís se cita únicamente nueve veces. Se le llama también al-waswās (الوَسْوَاس), esto es, "el murmurador", porque inocula con sus murmuraciones la tentacion en el corazón de la gente, al-jannās (الخَنَّاس), "el esquivo" y al-rayīm, "el lapidado" (الرجيم).

Según las enseñanzas islámicas básicas, Alá creó al menos tres razas inteligentes, los ángeles, los genios y los seres humanos. Las dos últimas tienen la libertad de elegir entre Alá y Shaytán. De acuerdo al Corán, Shaitán o Iblis era un genio y un fiel sirviente de Alá. Sin embargo, de acuerdo a otras fuentes, fue un ángel desobediente, en realidad, un genio de tan alto estatus que alcanzó la misma categoría de los ángeles. Pero Alá conocía sus intenciones y de ahí el nombre de Iblis (el que causa desesperación). Los ángeles no tienen la libertad de desobedecer a Alá. Un día, éste dijo a sus creaciones que uno de ellos se volvería contra él. Los ángeles corrieron a Iblis, sabiendo que Alá escuchaba sus súplicas. Iblis rogó entonces a Alá que no dejara que ninguno de los ángeles se volviera contra él, pero no se incluyó en la súplica, ya que se consideraba a salvo. Pero cuando Alá creó a Adán, todos los ángeles se postraron ante él, excepto Iblis, que rehusó obedecer.

Iblis se consideraba superior a Adán, que fue creado del barro, mientras que él fue creado del "fuego sin humo". Por este acto de desobediencia, Alá lo condenó al infierno por toda la eternidad, pero le dio tiempo hasta el día del Juicio Final. Durante ese tiempo, trataría de corromper a los seres humanos como una forma de venganza. Por rehusar obedecer a Alá, fue expulsado del paraíso y a partir de entonces fue llamado Shaitán. En la teología islámica, Shaitán y sus subalternos son considerados los susurradores, que susurran en los corazones de hombres y mujeres, urgiéndoles a cometer pecado.

Su historia se narra en el libro del Génesis, desde el versículo 26 del capítulo 1 hasta el versículo 2 del capítulo 5 (Génesis 1:27–5:2), la primera parte, hasta el versículo 5 del capítulo 5 (Génesis 1:26-5:5), trata de Adán y cuenta como este fue creado del polvo mediante la alfarería a imagen y semejanza del creador, dándole vida el Creador (Demiurgo) mediante un soplo; el cual le provee al Espíritu Santo, que pasa a morar en él.

El Demiurgo puso a Adán y Eva en el Jardín del Edén (Génesis 2:15), el paraíso, y para probar su fidelidad y obediencia les dio el mandato de comer de todos los árboles del huerto, excepto uno, llamado árbol de la ciencia del bien y del mal (mas no les prohibió comer del árbol de la vida) indicándole a Adán y Eva que si comían los frutos de él, iban a morir (Génesis 2:16-17). La serpiente (Satanás) se aprovechó de esta única regla, y así tentó y engañó a Eva; la cual comió del fruto prohibido. Eva viendo que era "bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y realmente un árbol codiciable para alcanzar la sabiduría", le dio también a comer a su marido (Génesis 3:6). El Creador dijo: "El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, lo coma y viva para siempre." (Génesis 3:22). Esta falta de obediencia les acarreó la expulsión del Paraíso (Génesis 3:24). Expulsión en la que el Creador les castigó con la muerte, el dolor, la vergüenza y el trabajo "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19) o "parirás a tus hijos con dolor" (Génesis 3:16). Estos hechos son conocidos como el Pecado original.

Otra famosa serpiente, Nidhogg, encarna las fuerzas malignas del universo y se representa royendo continuamente el árbol de la vida. La serpiente fue también símbolo de fertilidad, de las aguas, de eternidad (cuando se muerde la cola), de la medicina (Caduceo), del mal, la sabiduría, esencia de la vida, etc. Es de notar que Satanás tienen el epíteto de serpiente o dragón en la Biblia, de hecho "dragón" tiene como raíz etimológica drek- (ver), que en griego tiene el significado de dragón o serpiente. Satanás es el enemigo natural del hombre, del mismo modo que el lobo lo es de la oveja. Para seguir sus pasos debemos acudir a algunos mitos antiguos e investigar los diferentes nombres que recibió a lo largo de los milenios. Desenmascararlo no será fácil (no en vano uno de sus epítetos fue "el esquivo"), sin embargo adelanto que no se escapará. En primer lugar debe descartarse la tradicional similitud entre el Diablo y Satanás, palabras que no tienen nada que ver una con otra. Algunos estudiosos apuntan que probablemente "Satán" sea palabra derivada de "Set", el dios egipcio, que en la época tolomaica tenía un carácter marcádamente negativo.

Tifón contra Zeus: También llamado Tifeo o Tifoeo, Tifón es un monstruo hijo de Gea y Tártaro. Pertenece al linaje de las divinidades primordiales nacidas de la Tierra, fuerzas monstruosas contra las que Zeus tuvo que enfrentarse para establecer definitivamente el orden olímpico. Gea engendró a éste último para vengar la derrota de Crono, los titanes y los gigantes. Tifón es un ser gigantesco y aterrador. Su cabeza rozaba las estrellas y con sus brazos extendidos, cuyos dedos remataban cabezas de dragones, podía a la vez tocar Oriente y Occidente. Sus ojos lanzaban llamas y horribles víboras ceñían la parte inferior de su cuerpo alado.

Cuenta Hesíodo que Tifón atacó a los dioses y fue fulminado por el rayo de Zeus. Otra tradición evoca, en cambio, una lucha mucho más larga durante la cual los dioses, aterrorizados por el monstruo, tuvieron que huir hasta Egipto, donde se escondieron adoptando formas de animales. Solo Zeus osó enfrentarse con él, pero durante un terrible cuerpo a cuerpo el monstruo pudo apoderarse de la hoz con la que Zeus iba armado y le cortó los tendones de brazos y piernas. Después de reducirlo a la impotencia, Tifón lo encerró en una caverna de Cilicia, y escondió los tendones del dios en un saco de piel de oso que confió a la vigilancia de una dragona, Delfina.

Hermes, ayudado por Pan, logró apoderarse del saco y volvió a colocar los tendones a Zeus. El señor de los dioses recuperó su fuerza y se lanzó de nuevo a la lucha utilizando varias veces el rayo. Tifón, herido, huyó hasta Sicilia, pero Zeus consiguió finalmente aplastarlo arrojándole encima el monte Etna, de donde a veces salen todavía las llamas y los rugidos del monstruo prisionero. De Tifón y Equidna, la víbora, nacieron diversos monstruos, entre ellos Cerbero, la Quimera y la hidra de Lerna.

Yam contra Baal: Un importante mito ugarítico cuenta el ataque de Baal y el destronamiento de El. Baal ataca desprevenidamente a El, que se encontraba en su palacio del monte Sapan, y logra herirle. El mito parece aludir a la castración de El, que se encuentra en otras mitologías como la griega y la hurrito-hitita (Anu). Esta castración explicaría satisfactoriamente el hecho de que el dios El perdiera la soberanía, puess en el Oriente antiguo los monarcas no podían estar castrados. Depués de verse privado de la soberanía, El se refugió en las profundidades de los abismos. El padre de los hombres y de los dioses pidió socorro a los dioses, Yam acude en su auxilio y le ofrece bebida fuerte. El le nombra sucesor suyo, le promete un palacio (templo) y le anima a derrotar a Baal. Se entabla un combate entre éste último y Yam, quien al parecer obtiene la victoria y con ella la soberanía. El y la mayor parte de los dioses se encuentran reunidos en una montaña. Yam exige la rendición de Baal, quien le había insultado y había asustado a los dioses. El recibió a los mensajeros de Yam y declaró que Baal debe pagar un tributo a Yam, pues es su esclavo, y podían dominarlo con facilidad. Baal se prepara para enfrentarse a Yam, con el auxilio de Anat.

En otra versión, Yam desterró a Baal, pero fue vencido por Anat. Kosharawa-Hasis, el herrero divino, prepara a Baal dos garrotes mágicos, que se disparan como flechas. Con uno Baal toca el hombro de Yam y con el otro le golpea la frente, cae a tierra y es muerto por Baal. Ashart le suplica que le descuartice y disperse sus miembros. Los antiguos griegos identificaron a El con Cronos, a Baal con Zeus y Yam con Poseidón.

Yam es el hijo amado de El y como tal recibe sacrificios. Es al mismo tiempo dios y un monstruo acuático, un dragón con siete cabezas. Es el principio y la manifestación de las aguas subterráneas. El triunfo de Baal simboliza la victoria de la lluvia sobre el mar. La lluvia fecundadora sustituye al mar estéril. Con este triunfo sobre el monstruo acuático, Baal justifica su soberanía. El mito alude a la venganza de un dios joven contra el usurpador, que ha castrado a su padre. Estos combates se pueden repetir muchas veces, por eso Yam reaparece en otros textos.

Algunos autores han señalado con respecto a Yam en el ciclo de Baal, que una posible vocalización es Yaw, cuya etimología podría tener relación con Yavé (YHWH), el dios hebreo del Antiguo Testamento. Esta tesis puede ser apoyada por un enfrentamiento existente entre los sacerdotes de Yavé, liderados por Elías, y los de Baal en el Monte Carmelo (Reyes 1, 18). Asimismo son muchas las condenas en la Biblia hacia Baal y su identificación con el mal.

Apofis contra Ra: Apofis es la serpiente que encarna a las fuerzas del caos en Egipto. Enemigo eterno de Ra, la inmensa serpiente cósmica que conocemos con el nombre de Apofis -Aopep en los textos egipcios a partir del Primer período intermedio- representa a las fuerzas del caos que existían antes de la creación, y que rechazadas ante los límites del mundo en el momento de ésta, amenazan de forma perpetua la obra del Creador.

Es lo que nos cuenta, a su modo, un texto del templo de Esna, que explica el nacimiento de Apofis y el motivo de su rebelión mediante un juego de palabras entre su nombre y uno de los verbos que significa escupir: en el primer momento de la creación, "los dioses anteriores" que acababan de nacer "de la saliva" del joven sol "rechazaron un escupitajo" de éste, que "se transformó en una serpiente de 120 codos que fue llamada Apofis. Su corazón concibió la rebelión contra Ra, con sus socios salidos de su ojo".

Pero este texto tardío es único. De hecho, Apofis y sus comparsas pertenecen a lo increado y, por ese motivo, solo se les puede neutralizar durante un cierto tiempo, pues es imposible destruirlos definitivamente. Todas las tardes, cuando el sol desaparece y el mundo vuelve a encontrarse durante las doce horas de la noche en las tinieblas ya conocidas del caos original, el incesante combate entre el astro divino y el gigantesco reptil se reanuda hasta que la luz triunfa de nuevo al amanecer.

Por más que se esforzaban era imposible matar a Apofis. El arsenal puesto en práctica a todos los niveles para intentar conseguirlo es impresionante. El Libro de Apofis del papiro Bremmer-Rhind, que revela 29 nombres o epítetos bajo los cuales se escondía la maléfica serpiente, conserva un conjunto de fórmulas mágicas destinadas a "abatir" o a "rechazar" al ofidio. Era necesario pronunciarlas en el momento oportuno, por ejemplo echando al fuego una figurita de cera con su nombre escrito con tinta verde o haciendo lo mismo con figuras compuestas dibujadas en una hoja de papiro nuevo; pero también escupiéndole, poniéndole obstáculos o pisoteando su imagen con el pie izquierdo.

Si el propio Ra se defiende de los ataques de su adversario, llegando al punto de transformarse "en un icneumón de 46 codos" para tener un tamaño adecuado para poder luchar con el reptil gigante o de adoptar el aspecto del gato de Heliópolis con el fin de cortarle la cabeza justo antes del alba, es tarea de Seth, el único que puede sostenerle la mirada sin quedar hipnotizado, como sucede con el resto de la tripulación de la barca solar, hacer que Apofis no pueda impedir el avance de ésta: de pie en la proa de la nave, le atraviesa el cuerpo con un golpe de lanza, igual que hace el rey en una escena ritual representada a menudo en las paredes de los templos grecorromanos.

Un papiro del museo de Brooklyn conserva los elementos básicos del manual de un "conjurador de Selqet", es decir, un conjunto de fórmulas mágico-médicas destinadas a curar las mordeduras de serpientes y escorpiones. Antes de los antídotos, el texto describía más de cuarenta reptiles más o menos venenosos para permitir el médico-mago identificar correctamente al responsable de la mordedura y elegir el remedio adecuado. Entre las descripciones aparece la de un reptil de veneno mortal que los egipcios tenían por enemigo de Ra, posiblemente porque tenía el color rojo de "aquello que es adverso". En el papiro se puede leer, en efecto: "En cuanto a la gran serpiente Apofis, es roja en su totalidad; su vientre es blanco; tiene cuatro colmillos en la boca".

No encontramos detalles de experto en ofidios en la iconografía de Apofis, que en cuanto al color no se distingue en nada de los numerosos reptiles, benéficos o maléficos, que pueblan el mundo de los dioses: en la mayoría de las ocasiones tienen el lomo negro, el vientre blanco y el resto del cuerpo bien de color ocre amarillo, bien azul, dos colores que podían aparecer en degradado o marcados con escamas negras. Además de su nombre y el tamaño desmesurado de su cuerpo, que puede formar numerosos bucles ingeniosamente dispuestos, se reconoce a Apofis por las situaciones, cuando menos poco confortables, en las que aparece representada: en la séptima hora del Libro de Amduat, sujeto con una correa por Selqet y con seis cuchillos clavados en el cuerpo; en la duodécima hora del Libro de las puertas, encadenada con fuerza a cinco piquetas por los hijos de Horus; en la viñeta 17 del Libro de los muertos, decapitada por el gato de Heliópolis, que para hacerlo le sujeta la cabeza contra el suelo con una pata, al pie del árbol ished; y en una célebre escena del templo de Hibis, en Kharga, pisoteado por un Seth alado e hieracocéfalo que le atraviesa el cuerpo con su lanza.

Jörmungandr contra Thor: Jörmundgander o Jörmungandr, también llamada la "Serpiente de Midgard" (Miðgarðsormr en nórdico antiguo, Midgårdsormen en sueco y danés moderno), es una gigantesca serpiente que ronda Midgard (o Midgård) hasta el día del Ragnarök. Es un monstruo masculino. Tiene al dios Loki como padre y a la giganta Angrboda como madre, y cuando los Æsir se enteraron de este ser maligno engendrado por tan terribles padres, y vieron con su don de la adivinación las cosas terribles que haría, decidieron encargarse del monstruo. Odín lo lanzó al mar que rodea Midgard, donde quedará atrapado hasta el Ragnarök, el día de la destrucción total. Jormundgander creció tanto que mordiéndose la cola podría abrazar toda la tierra. Se le conoce también por ello en los idiomas escandinavos como "jordens band", esto es, "cinta del mundo". El nombre aparace con varias grafías alternativas en la literatura nórdica: Jormagund, Jormugand, Jormangund, Jormungandr, Jǫrmungandr, y Jörmungandr. La variaciones dependen de los criterios utilizados para interpretar las vocales en las runas, así como el deseo de utilizar la ortografía de los lenguajes nórdicos modernos.

La etimología del nombre en nórdico antiguo es la siguiente: (1) jörmun (relacionada al sajón antiguo "Irmin", proto-germánico *ermunaz) que significa "grande, exaltado, enorme, importante". Esta raíz se encuentra en numerosos nombres propios (p.ej., Ermengarde, Arminius); (2) gandr o ganðr (relacionada al inglés "wand", bastón o vara flexible, y a "to wind", torcer o doblar, proto-germánico *gandaz or *wandaz) es un nombre poético masculino que describe un objeto mágicamente poderoso o un ser imbuido con ese poder. El objeto normalmente asociado a gandr es pues una vara. Es el nombre usado a veces para describir el bastón o lanza de Odín; la raíz forma la primera parte de nombres propios conocidos como Gandalv, nombre que Tolkien tomaría prestado para su Gandalf. En consecuencia, jormungandr significa literalmente "el gran bastón", en el sentido de un objeto mágico muy grande y poderoso.

El enemigo de Jörmungander era el dios Thor. Destacan tres mitos en los cuales se muestran sus enfrentamientos.

-El reto de Útgarða-Loki: En el primero, Thor se encuentra a la serpiente, la cual ha sido disfrazada como un colosal gato por el rey gigante Útgarða-Loki. Como uno de los trabajos puestos por Útgarða-Loki, Thor debía cargar al gato; como era incapaz de cargar a una criatura tan monstruosa como Jörmundgander, se las arreglo para levantarlo lo suficiente para separar del suelo una de sus cuatro patas. Cuando Jörmundgander es revelado por Útgarða-Loki, el levantamiento del gato es considerado como uno de los actos más impresionantes.

-Thor, Hymer y Jörmundgander: Para una fiesta organizada en la morada de Ægir no había suficiente hidromiel para todos porque Ægir no poseía una caldera suficientemente grande para prepararla. Ægir le encomendó a Thor la tarea de buscar una caldera, pero ni Thor ni nadie la halló, hasta que Tyr le informó que Hymer el gigante, su padre, poseía una caldera de una milla de profundidad. Partieron en busca del palacio de Hymer para pedir prestada la caldera. Al ver llegar a Thor, el gigante se enfurecio, sin embargo sacrificó tres bueyes para la cena, de los cuales Thor comió dos enteros, y declaró que al día siguiente comerían pescado. A la mañana siguiente Hymer y Thor salieron a pescar, y se aventuraron en mares demasiado profundos, hasta los dominios de la serpiente de Midgard. Una vez allí, Thor lanzó su caña de pesca y Jörmundgander la agarró, luchando frenéticamente contra su adversario. Mientras el dios lanzaba miradas de odio a la gran serpiente, esta lanzaba mares de veneno. Hymer, al ver a la gran serpiente de Midgard, se acobardó y cortó el sedal antes de que el barco naufragara, por lo cual Jörmundgander pudo escapar. Al volver al palacio del gigante y dar una prueba más de su fuerza, Thor pudo llevarse la gran caldera.

-Ragnarök: Su último encuentro ocurrirá con la llegada del Ragnarök ("el destino de los regentes/dioses"), cuando Jörmundgander se arrastrará fuera del océano y envenenará los cielos. De sus fauces pululará el veneno y reptará entre el fuego de los gigantes hasta el lugar donde se halle Thor para luchar contra su némesis y aquel que tantas veces la había intentado cazar. Éste la matará y entonces caminará nueve pasos antes de caer muerto víctima del veneno de la serpiente.

Conclusiones: La batalla entre Yam y Baal tiene claras similitudes a la librada entre el mesopotámico Tiamat y Abzu, así como la del dios de la mitología hitita y hurrita Teshub (o Tarhunt) con la serpiente Illuyanka. En este aspecto se asemeja a la batalla entre Tiamat, Enlil y el babilonio Marduk. Yam comparte muchas características con el greco-romano Ophion (derivado de "ofidio"), la serpiente que Crono desterró del Monte Olimpo. También la historia es análoga a la guerra entre la serpiente Vritra y el dios Indra. 

A grandes rasgos Satán representa a las fuerzas más elementales y primitivas de la naturaleza: el agua (de donde viene la vida), el sexo (que garantiza la reproducción), la brujería (cambio de la forma del ánima o genio) y el instinto de supervivencia. Estas fuerzas existían mucho antes de que el hombre apareciese por la tierra. Debemos reconocer que el hombre no piensa igual que los animales y puede invertir, por medio de su mente y sus creencias, el contínuo ciclo natural de la vida terrenal: nacer, reproducirse y morir. Satán -para unos mitos dios y para otros genio- se convierte en amo cuando el hombre sigue sus pasiones (como cualquier animal) en lugar de su conciencia. Nadie en su sano juicio rendiría culto a esta entidad inhumana, sin embargo Satán lucha por el poder vacante dejado por el Demiurgo, y por medio de mentiras pretende sustituirlo: es por ello el dios de los hipócritas, aquellos que pretendiendo o creyendo ser fieles no siguen más que a sus más bajas pasiones. O bien el dios de los más insensatos, locos e irracionales que se hallan más cercanos a un animal que a un hombre. A nivel evolutivo la derrota de la serpiente representa el paso de una sociedad primitiva e instintiva a otra más civilizada dirigida por la razón: El hombre comienza a darse cuenta que es muy diferente a otras especies animales, es un paso inevitable.

En cuanto a la batalla entre Dios (el Diablo) con su panteón y Satán por el poder, representa la historia religiosa de la humanidad. Un Politeísmo que lucha contra el monoteísmo por ganar influencia social a toda costa, aunque sea a base de mentiras sobre el Demiurgo. En realidad los gnósticos llamaban impropiamente "Demiurgo" a Yavé, cuando debieron haberlo llamado Satán: el enemigo del hombre. Satán está predestinado a caer en el Juicio Final, cuando el hombre deje de engañarse por pura conveniencia sobre la realidad del Demiurgo y el universo donde habita. Los mitos son alegorías que esconden una realidad cargada de profundos significados filosóficos ocultos al hombre común, aquellos que los inventaron tenían mentes preclaras. La línea que separaba la teología de la filosofía era inexistente entre los antiguos. El mal no está en Satán o en los dioses sino en el concepto que tiene el hombre sobre ellos. La serpiente no es mala de por sí , pero puede ser peligrosa si se juega con ella.

La lucha entre el dragón y el caballero es un clásico del enfrentamiento entre la civilización y la barbarie, lo material frente a lo espiritual, y por ende del bien contra el mal. Vencer al eterno "enemigo" (Satán) conlleva adquirir sabiduría, los virtuosos necesitaban librar y vencer esta batalla para conseguir la santidad. La victoria solo se logra con autodisciplina y constancia (y si no que le pregunten a Baal), de lo contrario Satán se convierte en dueño del individuo: la parte pasional dominaría a la racional. La mujer simboliza la fecundidad humana a través de la cual Satán perpetúa su poder, de ahí su íntima relación con la serpiente. Definitivamente el "dios" que las brujas adoraban en los aquelarres era Satán, pues allí vencía lo irracional a lo racional por medio de drogas. Obviamente el hombre se ve afectado por los dioses, que a través de los demonios, tienen como esfera de influencia su destino, mientras que Satán rige la naturaleza primaria en la que vive. Pero no debe olvidarse que todos ellos son dirigidos a su vez por un ser superior llamado Demiurgo. Es al final el hombre el responsable de su libertad a través de la ascesis: evitanto las malas acciones (que empeoran el destino) y refrenando sus bajas pasiones (Satán entonces es vencido). Los sabios y ascetas de todas las culturas tenían razón, por eso el sabio sabe y el necio ignora.

martes, 12 de junio de 2012

Artificios del mago IV: Veneficio


El veneficio ("hecho con plantas") es la rama más importante en la familia de la hechicería. La raíz etimológica de "veneno" es wen- (desear, esforzarse), procedente del latín venenum (veneno, poción amorosa). En la tradición médica de todos los pueblos, las hierbas ocupan un lugar muy importante. Ya varios milenios antes de Cristo se conocían hierbas medicinales en China, la India y el antiguo Oriente. La mención escrita de hierbas más antigua de la que disponemos se encuentra en el papiro de Ebers (1500 a.C.). En las civilizaciones antiguas las hierbas eran adoradas como algo divino. Su descubrimiento era atribuido a los dioses o a seres mitológicos. Los hombres adquirieron el conocimiento de las hierbas medicinales al buscar alimento y observar a los animales, a los que hacían comer determinadas hierbas cuando estaban enfermos. En los tiempos en los que la contaminación no era tan grave como hoy, las hierbas crecían cerca de los asentamientos humanos, lo que prueba que eran cultivadas sistemáticamente. Las plantas primaverales gozaban de una estimación especial, pues simultáneamente simbolizaban la energía vital de la tierra “portadora de hierbas”, que en muchas culturas era adorada como diosa de la fertilidad.



Con estas hierbas primaverales se relacionan ritos mágicos antiquísimos. Era muy importante la época en la que se recolectaban y como cada planta estaba sometida a la influencia de un determinado planeta, sus poderes curativos solo se manifestaban si éste se hallaba en posición dominante. En las fuentes bibliográficas antiguas normalmente se hace constar que estas plantas se deben recolectar antes de la salida del sol. Santa Hildegarda recomendaba el momento de la luna creciente como el más idóneo. En Europa, el día o la noche de San Juan eran muy apreciados para la recogida, ya que en el solsticio de verano las fuerzas mágicas alcanzan su punto culminante.



De los neuros, quizá una de las denominaciones de los protoeslavos forjadas por el mundo clásico, decía Herodoto que podían convertirse, con la ayuda de hierbas, en lobo a voluntad. El tema de la licantropía se repite en el Homiliarium de Opatowitz o en Slovo de Igor, y en todas las lenguas eslavas el término para el hombre lobo es muy semejante (a.e. vlukodlaku). Dadas las características poco belicistas de los pueblos eslavos hemos de suponer que el lobo tuvo entre ellos una simbología diferente de la que presenta entre otros pueblos indoeuropeos (donde aparece como animal de referencia entre los miembros de cofradías de guerreros, como entre los germanos o los dacios).



Quizá la licantropía se explique como una manifestación del poder de los hechiceros eslavos. Se sabe que estos expertos en magia eran poderosos y actuaron como uno de los pilares del rechazo al cristianismo (provocando revueltas en Rusia y haciéndose expulsar por los príncipes checos). Las fuentes eclesiásticas transmiten con horror los encantamientos, las prácticas abortivas, los envenenamientos y las fórmulas adivinatorias que empleaban. El ejemplo prototípico de estos personajes (muchas veces femeninos) es la bruja del folclore ruso Baba Yaga, que se metamorfosea a placer en animales (pájaros o serpientes), destruye a los hombres, pero también les revela el futuro. Muy interesantes también resultan los poderes de Ved’ma, una hechicera arquetípica del folclore eslavo. Capaz de transformarse en pájaro o serpiente, volar, o hacerse invisible, conoce las plantas y puede producir la lluvia, poderes todos habituales entre los chamanes. Entre los protoeslavos, dada su proximidad con pueblos fino-ugrios y altaicos, y con su sistema social, no es de extrañar que las funciones religiosas que requiriesen una especialización mayor recayesen en hechiceros con un campo de actuación y unas capacidades parecidas a las de los chamanes uralo-altaicos, que llevasen una vida marginal (en el bosque, fuera del ámbito habitual de la vida en común) y una de cuyas pruebas iniciáticas o prácticas mágicas fuera la transformación en lobo.



En el este de Europa fueron frecuentes los casos de licantropía colectiva. Incluso en época romana, algunos autores dicen que había muchos habitantes que se transformaban en lobo, ayudados por la aplicación de hierbas. He aquí lo que se lee en la colectánea llamada Magica de spectris et apparitionibus... (Leyden 1656):



In Prussia, Livonia, et Lituania veneficorum maximus est numerus, qui festo Nativitatis Christi sub noctem, deposita en certo loco hominis forma lupi assumunt faciem, et in sylva rusticorum aedes aggrediuntur, expugnant, cerevisiae dolia ebibunt, pecora jugulant. Locum illum deinceps incolae divinum arbitrantur, tali divinationis genere, ut si alicui en eo quid adversi contigerit, et is veluti vehiculum obsertatur, atque nivibus injiciatur, persuasum habent, eum illo anno monriturum, quemadmodum id a multis temporibus per experientiam explorarunt.



Uno de los principales elementos utilizados en la hechicería era el venenum, término que, como phármakon en griego, tenía el trivalente significado de remedio curativo, veneno y droga mágica o abortiva. El término veneficium designaba tanto el envenenamiento como las prácticas mágicas. Solo el progreso de la botánica, conocido en el mundo helenístico, permitió una lenta distinción entre las plantas medicinales y las venenosas. Las mujeres, en cuyas manos estaba su preparación, se vieron envueltas en numerosos procesos de veneficium. Ya en el año 361 a.C., según nos dice Tito Livio, una enorme mortandad fue atribuida al venenum, siendo condenadas 170 matronas. También en 186 a. C., durante el proceso de las Bacanales, se acusó a los iniciados de utilizarlo. En 180 fueron condenadas más de tres mil personas en Italia por los mismos cargos. Aún en el año 154 a.C., la muerte de dos consulares fue atribuida al uso de venena por sus mujeres. En el año 81, Sila promulgó la lex Cornelia de sicariis et veneficiis que servirá de modelo a otras disposiciones de la época imperial. Es probablemente bajo Tiberio cuando aparece –en la legislación imperial- el término magus por primera vez, aplicado sobre todo a quienes hacían uso del venenum.



Las venéficas solían valerse de cantos, de hecho San Agustín dijo de las veneficae que pueden hacer enfermar o curar, metamorfosear, invocar las almas de los muertos por medio de encantos y realizar lo que pretenden con tales invocaciones. Otro nombre para los venéficos fue el de herbarii: encantadores de hierbas. San Isidoro comenta que algunos criminales transforman su aspecto por medio de mágicos cantos, o por la acción de determinadas hierbas (veneficio), convirtiendo su cuerpo en el de fieras. En el Fuero Juzgo del 681 se condena a los veneficos y a los que hacen prácticas mágicas con hierbas (especialmente pociones). También se llamaba veneficio a untarse con hierbas para convertirse en lobo (licantropía), como medio para lograr ir volando a un aquelarre o viajar al más allá. Es de suponer que muchos de esos sucesos mágicos eran en realidad alucinaciones provocadas por el uso de plantas psicoactivas.



Existen numerosos ejemplos en historias o leyendas, en los que una bruja o hechicera llega a transformar a una persona en animal. Para conseguirlo, la hechicera introduce una droga o hierba en el interior de un comensal (en Galicia se llamaba "embrujamiento"), la víctima que ingiera el alimento es vista como un animal por los demás, si bien su mente continua normal. En el caso de Apuleyo, el individuo es convertido en burro y obligado a trabajar como tal durante un prolongado periodo de tiempo. Algunos inquisidores medievales cuenta ejemplos similares como prácticas brujeriles reales. Ciertas prácticas mágicas como la creación de zombis en el vudú, son realizadas por medio de secretas confecciones en forma de bebedizos o pociones. Las parteras tenían una nefasta reputación para la Iglesia, y a menudo eran tachadas de brujas porque las consideraban causantes de abortos por medio de hierbas.



En las Partidas de Alfonso X son condenados los que dan yerbas:



Los que fazen pecados de muchas maneras deven ser penados de muchas maneras. E primeriamentre aquellos que dan yerbas deven aver tal pena, que si aquel á quien dieran las yerbas murier, manamano deven seer penados los que ie las dieron, é morir mala mientre. E si por ventura escapar de muerte aquel que las bevier, el que ie las dio deve ser metudo en su poder, que faga dél lo que quisiere.



Actualmente se sabe que ciertas sustancias tóxicas presentes en muchos de los vegetales utilizados durante la Edad Media pueden causar grandes alucinaciones. La farmacopea diabólica recurría a las hierobotanas, plantas adivinatorias, especialmente ricas en alcaloides. Las plantas citadas con mayor frecuencia en los libros de hechicería son el estramonio, la belladona, la mandrágora, el tabaco y el beleño.



Es curioso que estas "plantas mágicas" prefieren suelos de carácter nitrogenado, en los que abundan los nitratos y sales amoniacales que les permite doblar su contenido en alcaloides. De ahí que estos vegetales fueran recolectados principalmente en los cementerios: no solo se aseguraban una buena cantidad de alcaloides, sino que se rodeaba al proceso de recolección de un halo de misterio. Las pociones mágicas eran en realidad caldos e infusiones en los que se cocían diversas plantas con el fin de extraer sus sustancias psicoactivas. Por otra parte, en muchas ocasiones se añadían ciertos aderezos que conseguían una preparación psicológica de los asistentes al ritual, todo esto lleno de grandes dosis de fantasía. Es decir: además de las plantas alucinógenas en sí mismas, se añadían elementos inocuos pero tenebrosos como diente de murciélago o escama de serpiente.



Las brujas guardaban celosamente el secreto de sus preparados, no solo para protegerse de las autoridades sino para asegurar su negocio. Por este motivo, muchos de los ingredientes de las pócimas y brebajes eran citados con nombres secretos, que carecían de significado para el no iniciado. Así, las tres brujas de Macbeth hablan de la "lengua de perro", de la familia de las boragináceas; de la "horquilla de víbora", helecho llamado realmente lengua de serpiente, utilizado para curar heridas; y del "diente de lobo", refiriéndose sin duda al acónito. Las dos plantas restantes y más visible son la "raíz de cicuta", planta tóxica muy común en los ungüentos satánicos, y el tejo, árbol muy venenoso. Otro de los ingredientes de este brebaje es la piel de sapo, que además de suministrar ciertas toxinas presentes en las glándulas parótidas de los sapos, añade un toque siniestro al preparado.



Otra de las pócimas más famosas la recoge Caro Baroja, según el testimonio de una bruja llamada Marie d´Aspilcojëtte. Al parecer, este brebaje llevaba cabezas de sapos, granos, la corteza y la médula de un arbusto llamado lengua de souhandourra, languerottes y arañas. Una pócima poco precisa de la que se pueden intuir algunos ingredientes. Fácil de identificar es el primer ingrediente: los sapos. En cuanto a los granos, probablemente se refiera a alguna clase de semilla, aunque es difícil precisar cual. Podría tratarse de la adormidera (Papaver somniferum), pues sus semillas eran corrientemente utilizadas en los filtros y pócimas de la Edad Media. Otra opción sería el beleño (Hyosciamus niger), cuyas hojas y semillas se utilizaron en pociones y filtros amorosos, ya que también pueden producir sensaciones afrodisíacas. También las semillas del apio (Apium graveolens) eran usadas por las brujas en sus aquelarres, ya que al contener feromonas, provocan ligeras sensaciones afrodisíacas. La última posibilidad serían semillas de centeno infectadas por un hongo llamado cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea), que posee una sustancia muy similar al LSD. También resulta complicado identificar el arbusto llamado lengua de souhandorra, aunque podría tratarse del cornejo (Cornus sanguinea), que en euskera recibe ese nombre. Los últimos ingredientes citados son languerottes y arañas, que probablemente presenten escasas o nulas propiedades tóxicas, pero que tienen la función de conseguir una mezcla más tenebrosa y desagradable.



No todas las pociones servían para la realización de los aquelarres. Las hechieras también podían preparar los famosos filtros amorosos, cuyo ingrediente fundamental solía ser el estramonio. Es curioso que la mayoría de estos hechizos también incluían hojas de ciprés, no por sus propiedades químicas, sino probablemente por la asociación de éste árbol con la muerte y la eternidad. En otras ocasiones las venéficas eran consultadas por las mujeres que se sentían constantemente acosadas por sus maridos. Una poción común para causar impotencia era la infusión de flores de álamo y sauce, y en efecto, en la actualidad se sabe que el sauce blanco posee estrógenos, por lo que el funcionaría como anafrodisíaco para los hombres.



Como conclusión de todo ello puede afirmarse que las venéficas y brujas, que supuestamente realizaban prácticas satánicas y actos de brujería, eran en realidad unas grandes conocedoras de los vegetales y sus principios activos. Es muy probable que estas hechiceras comenzaran como curanderas recetando diferentes plantas tóxicas de benéficas propiedades en dosis menores, pasando poco a poco a dosis más fuertes al descubrir los efectos psicotrópicos que poseían. Sin duda estos personajes, principalmente mujeres, arriesgaban mucho. Las creencias medievales no estaban preparadas para asimilar que una sustancia tóxica, tomada en pequeñas cantidades, podía ser beneficiosa para la salud. De modo que si una mujer eran encontrada en posesión de alguna de esas plantas ("hierbas de brujas"), inmediatamente era acusada de envenenadora, o lo que es peor, de pactar con el demonio, y podía ser ejecutada por ello.



Se puede hacer actuar a las plantas tanto ingeriéndolas por vía interna como aplicándolas externamente. En el primer caso, hay posibilidad de elegir entre la infusión, la decocción, la maceración, el zumo, el polvo, etc., según las particularidades de cada planta. En el segundo caso, se puede recurrir a una gran variedad de preparados que actúan directamente sobre la piel o, por ósmosis, en el interior del organismo. Hay que prestar especial atención a la preparación de los remedios medicinales, ya que de la correcta elaboración depende que éstos sean efectivos o no. Las venéficas aplicaban las hierbas de formas variadas para aprovechar al máximo sus propiedades:


Antídoto: Medicina o sustancia que contrarresta los efectos nocivos de otra, como puede ser un contraveneno.



Bálsamos: Sustancia aromática, líquida y casi transparente en el momento en que por incisión se obtiene de ciertos árboles, pero que va espesándose y tomando color a medida que, por la acción atmosférica, los aceites esenciales que contiene se cambian en resina y en ácido benzoico y cinámico. Nombre genérico que se aplica a gran número de plantas y árboles americanos, pertenecientes a diferentes familias, que proporcionan sustancias balsámicas de propiedades medicinales. Medicamento compuesto de sustancias comúnmente aromáticas, que se aplica como remedio en las heridas, llagas y otras enfermedades.



Baños de asiento: Son idóneos para tonificar, relajar y oxigenar el organismo. Consiste en sumergirse en un recipiente adecuado o una bañera de tal manera que las partes genitales y los riñones queden sumergidos bajo el agua preparada con plantas medicinales. La preparación del baño de asiento es igual que en el caso de los maniluvios y pediluvios, con la diferencia de que en cada baño se usa un litro de líquido de líquido concentrado. Las duchas vaginales son muy similares a los baños de asiento, y se preparan del mismo modo, aunque se aplican únicamente en la vagina. Deben adiministrarse a 37 grados, y en preparados no muy concentrados, ya que la absorción es muy rápida e intensa.



Baños de vapor: Este sistema se utiliza normalmente para tratar enfermedades del sistema respiratorio. Pueden ser generales, es decir, que incluyen todo el cuerpo, o pueden estar localizados, como en el pecho, la cabeza o la espalda. Para prepararlos, se ponen a hervir cinco litros de agua. Después de apagar el fuego, se añade la cantidad indicada de planta para cada caso, se remueve y se utiliza una toalla para impedir que el vapor se escape y poder concentrarlo en el lugar del cuerpo deseado.


Bizma: Raíz dhe- (poner, arreglar), palabra de origen griego que significa "poner". En el s.XIII se decía bitma. Es un emplasto para confortar, compuesto de estopa, aguardiente, incienso, mirra y otros ingredientes.



Cataplasmas: La planta se aplicará directamente sobre la piel en grandes emplastos, o bien se introducirá previamente en una bolsa de tela fina. La temperatura de los cataplasmas no debe ser muy alta, ya que a partir de los 50 grados, la mayoría de las propiedades medicinales se pierden. Las aplicaciones nunca durarán más de cinco minutos, aunque si es preciso, se aplicarán cataplasmas sucesivos. Este preparado se utiliza fundamentalmente para combatir dolores reumáticos o de otro tipo, para tratar abcesos y supuraciones, así como inflamaciones en cualquier lugar del cuerpo. En los catarros y enfermedades de las vías respiratorias, son muy efectivos aplicados sobre el pecho.



Colirios: Son infusiones muy ligeras que se utilizan para baños oculares. En el momento de su aplicación, deben estar tibios.



Compresas: Consiste en impregnar un trozo de tela o algodón en un preparado líquido, como una infusión, una decocción o una tintura, y aplicarlo directamente sobre la zona a tratar. El tiempo de aplicación oscilará entre cinco y diez minutos. El apósito es una compresa preparada con un líquido menos concentrado, de modo que se deja actuar lentamente, hasta un máximo de 12 horas.


Confección: Tomado del latín confectio-onis "composición, preparación", derivado de conficere "componer", y éste de facere "hacer". En el s.XIII se decía confasión. De modo general es la acción de preparar o hacer determinadas cosas, como bebidas, medicamentos, venenos, perfumes, etc., generalmente por mezcla o combinación de otras. También suele llamarse así a un medicamento de consistencia blanda, compuesto de varias sustancias pulverizadas, casi siempre de naturaleza vegetal, con cierta cantidad de jarabe o miel.


La magia de las "confecciones" (así llamada en la Edad Media) estaba íntimamente relacionada con la hechicería (ambas palabras vienen de facere "hacer") y la mezcla de diversas sustancias para realizar hechizos.



Decocciones: Aquí entran las partes más duras de las plantas medicinales como son las semillas, frutos, raíces, cortezas, etc. Suelen hervir entre uno y 20 minutos. Al ser partes más duras la infusión se hace ineficaz para extraer los principios activos, mientras que la cocción prolongada si llega a extraer estos principios. La decocción puede utilizarse tanto por vía interna como para preparar maniluvios y pediluvios, cataplasmas, baños de asiento, etc.



Extractos: Se trata de sustancias muy concentradas, obtenidas mediante maceración en determinados líquidos, como agua, alcohol o éter. Se suelen aplicar en gotas o mediante mezclas divesas, y pueden tener consistencias líquidas, densas, fluidas o secas. Los extractos líquidos, como los del tomillo, son ligeramente espesos, parecidos a los de un almíbar. Los extractos fluidos, como los del helecho macho, tienen consistencia similar al de la miel fresca. El extracto denso, como el de la belladona, contiene un máximo del 20 por ciento de agua, mientras que el 80 por ciento es materia seca. El extracto seco, como el del ruibarbo, tiene solamente un cinco por ciento de agua, por lo que puede ser convertido fácilmente en polvo.



Filtro: DRAE 1780: Hechizo amoroso. Del griego phíltron, derivado de phileo "yo amo".



Gargarismos y enjuagues: Son preparaciones líquidas con plantas y agua en forma de infusión o decocción, que se utilizan para producir efectos terapéuticos y medicinales sobre las mucosas que recubren el fondo de la boca, las amígdalas y la garganta. Para que su eficacia sea óptima, tienen que estar muy calientes.



Infusiones: En una infusión, las plantas sólo se deben escaldar con agua hirviendo. Por lo general se realizan infusiones con plantas muy aromáticas, las cuales poseen unos principios activos muy vulnerables a altas temperaturas, como por ejemplo la hierbaluisa, la menta, hierbabuena, romero, mejorana, salvia o manzanilla. La infusión es una manera de preparar muchas recetas beneficiosas para la salud. Por medio de ella conseguimos extraer muchos principios activos de las plantas medicinales aportando una serie de elementos vitales para el organismo, tales como los flavonoides, aceites, taninos, vitaminas y minerales.



Jarabes: Se trata de líquidos muy concentrados elaborados a partir de extractos, azúcar y agua. Los jarabes galénicos son adecuados en medicina infantil, sobre todo como expectorante y para combatir la tos. Los más comunes son los jarabes de malvisco, llantén o tomillo.



Jugo fresco: Consiste en extraer de frutas, hortalizas y plantas medicinales sus jugos frescos, aprovechando de esta manera todas sus vitaminas y principios vitales. Por ello, se utilizarán únicamente plantas recién recolectadas. Para una elaboración ideal del jugo, se utilizará un mortero, y después se prensará el picadillo obtenido a través de un lienzo fino. Hay que señalar que el jugo es de utilización inmediata, y que no se puede conservar, ya que perdería sus propiedades.



Lavativas o enemas: Se realizan introduciendo por el ano, mediante aparatos específicos como las peras, diversos preparativos medicinales. La absorción es muy rápida y directa, por lo que se utilizarán preparados poco concentrados en los cuales estemos seguros de que no hay ningún elemento tóxico. Las lavativas deben administrarse siempre a la temperatura de 37 ó 40 grados como máximo. La dosis normal es de una lavatia al día.


Linimento: Raíz lei- "viscoso, pegajoso". Del latín lino "untar". Preparación menos espesa que el ungüento, en la cual entran como base aceites o bálsamos, y se aplica exteriormente en fricciones. 
El DRAE 1734 da otra definición:


Cierto género de composición media entre aceite y ungüento, en la cual entran ordinariamente enxundias o manteca.


Loción: Se utiliza como preparado líquido, una decocción, una infusión o una maceración, para extenderla sobre la zona a tratar, y a continuación, dar un masaje sobre esa región. Cuando el masaje es rápido y enérgico, se habla de fricciones. 



Maceraciones: Hay dos tipos de maceraciones. La primera de ellas se realiza en frio. Se ponen las plantas en agua y se dejan durante un promedio entre seis y 12 horas, nunca más tiempo, ya que el agua de la maceración puede resultar un excelente caldo de cultivo para todo tipo de hongos y bacterias. Para realizar una maceración en caliente, se pone el agua a hervir, y después de apagar el fuego, se echan las plantas indicadas. Se remueve y se deja reposar entre seis y 12 horas. Se cuela. Las maceraciones prolongadas en frío tienen la gran particularidad de no destruir los principios activos de las plantas que son sensibles al calor.



Un tipo específico de maceración son los vinos y licores medicinales, que tienen la ventaja de que el alcohol actúa como conservante de sus principios activos, por lo cual duran más tiempo. Por otro lado, la maceración puede ser más prolongada, ya que la mayoría de las bacterias y hongos no pueden vivir en un medio alcohólico. A pesar de todo, cuando los licores medicinales impliquen una maceración muy larga, se debe tener la precaución de utilizar plantas secas.



Maniluvios y pediluvios: Los maniluvios y pediluvios se basan en el principio de la absorción por ósmosis: las sustancias que necesita el organismo penetran a través de la piel para llegar al torrente sanguíneo, que las transporta a los lugares donde se las necesita. Son especialmente efectivos en dolencias reumáticas, neurálgicas, circulación deficiente, artritis, artrosis y afecciones renales.



Para preparar los maniluvios y los pediluvios, se pondrá a calentar un litro de agua con cinco cucharadas soperas de la mezcla de las hierbas indicadas y las plantas frescas señaladas. Se hierve tres minutos a fuego lento y tapado, se apaga y se deja reposar durante 15 minutos. Después de colarlo, se guarda el resultado en una botella hermética en frio. Este es el preparado o concentrado que utilizaremos en los maniluvios y pediluvios. Los pediluvios se realizan en ayunas. Se ponen dos litros de agua a hervir durante cinco minutos a fuego lento, se apaga y se deja reposar durante cinco minutos. Se le añade un cuarto de litro del preparado anterior, se remueve y se vierte en un recipiente donde se puedan introducir los pies. Antes de que el agua se enfríe, se introducen los pies durante aproximadamente diez minutos. Lo ideal es acabar con un chorro de agua fria. Los maniluvios deben realizarse también en ayunas. El proceso de elaboración es exactamente igual que en el caso de los pediluvios, con la diferencia de que serán las manos las que permanezcan diez minutos sumergidas.


Mejunje: Del árabe mamzuj "mezclado". Se conoce como mejunje o menjurje al cosmético o medicamento formado por la mezcla de varios ingredientes.



Píldoras: Son preparados destinados a ser administrados por vía bucal. Se suele utilizar una mezcla de la sustancia activa principal y otros productos auxiliares. Conseguir la adecuada solidez de las pildoras requiere un proceso laborioso, ya que deben dosificarse en pildoreros, eliminar la humedad sobrante y aplicarles una serie de productos superficiales para evitar que se adhieran entre sí. Sustancias laxantes, hierro y arsénico eran los productos que se empleaban en píldoras con más frecuencia.



Polvos: Son una de las formas más típicas de presentación de las plantas medicinales, quizá por su facilidad de preparación y la mejor absorción por el organismo cuando se usan internamente, aunque también se utilizan externamente en algunos casos. Es en forma de polvo como se encuentran la mayor parte de las plantas en los herbolarios. Se trata de reducir las sustancias secas a fragmentos ínfimos.



Preparado: Dícese de la droga o medicamento preparado.



Tinturas: Como su nombre indica, se trata de productos líquidos de variadas coloraciones, según el producto empleado en su elaboración. Se suelen aplicar en gotas o cucharadas, tanto por vía oral como externamente (ejemplo del tratamiento de encías o gargarismos). Para prepararlas, se machan las plantas en alcohol de 90 grados, se deja macerar durante dos días en un recipiente hermético lejos de la luz del sol y se filtra a través de un lienzo fino. La tintura es muy activa, de modo que debe reservarse para casos muy graves.



Ungüento: Procedente del latín unctare derivado del latín ungere "untar", "ungir". Todo aquello que sirve para ungir o untar.


A modo de curiosidad les dejo con el recetario de una venéfica hurdana dedicada a curar.



-Tomillo salsero: Su agua para el dolor fuerte de barriga

-Ortiga: restregarse con ellas en las partes donde duele el reúma.

-Mazaroca: Su caldo se cuece y se toma para los que tengan orines.

-Zarrapastrones y jormigosas: para ponerlas sobre las quemaduras fuertes.

-Viloria: su tónico es bueno para el corazón y para taponar heridas.

-Malva: sus hojas cocidas se colocan subre pústulas y granos para que sanen.

-Calabazas: sus pipas cocidas en agua se toman para echar lombrices de tripas.

-Ceborrincha: planta que se aplica para quitar almorranas.

-Tomillo burrero: su jugo en ayunas disminuye los ardores del estómago.

-Orégano: con su agua cocida se hacen gárgaras para quienes tengan anginas o paperas.

-Hoja del castaño: seca y mezclada con cáscaras de naranja y limón sirve para combatir las congestiones fuertes.

-Ajo: se machacan para hacer cataplasmas y aplicarlos en los callos de los pies.

-Altramuz: con su agua se evitan la caída del pelo.

-Habas: se colocan recién cogidas sobre una herida sangrante y la taponan.

-Jiel de la tierra: su cocedura sirve para combatir las fiebres muy altas.

-Sanguinaria: hervida se toma con agua abundante y es buena para la circulación.

-Sietesangrías: se cuece en un puchero y se toma con todas las raíces. Sirve para la tensión y para los problemas de circulación de la sangre.





sábado, 9 de junio de 2012

Artificios del mago III: Fascinación


"Fascinar" es palabra de origen etimológico incierto, sin embargo lo más probable es que su raíz sea dhe- (poner, arreglar), del latín facio "hacer" con derivación facies "haz", "cara", "aspecto". Es pues, una expresión o gesto que se pone con el rostro para provocar algún efecto en la víctima. Comparte raíz etimológica con "hechizo", con lo que podemos afirmar que se trata de hechicería, además "fascinar" es sinónimo de "enhechizar"; y aojado o fascinado es lo mismo que enhechizado. Todos sabemos bien el alto grado de fascinación (engañar, alucinar, ofuscar) que puede provocar un rostro horrible o atractivo. Nadie desconoce como la culebra, al mirar con fijeza al sapo, lo atrae hacia ella hasta venirle a la boca; y se cree también que el gavilán, al divisar un pájaro desde cierta distancia, lo paraliza hasta el momento que se arroja sobre él. Es lo que se conoce como mirada hipnótica o hipnosis.



El órgano de la faz con mayor capacidad de fascinación es el ojo, tanto es que "fascinador" ha sido históricamente sinónimo de "aojador". El mal de ojo es conocido desde la Prehistoria en toda la cuenca Mediterránea, y según algunos estudios en más de medio planeta. Los métodos tradicionales para combatirlo más frecuentes son los amuletos con forma de falo (llamados fascinum) u otros colgantes fabricados con azabache (collares, pendientes, esculturas, etc.). Se dice que los antiguos árabes se hacían nudos en la barba para conjurar el mal de ojo. Hay innumerables modos supersticiosos para combatirlo. Eran las hechiceras o desaojadoras las especialistas en quitarlo, aunque también lo eliminaban los curas y algunas brujas. Quizá debido al carácter envidioso del español, el mal de ojo fue en la Península tan frecuente como dañino.



Había dos formas de aojamientos: Uno por curso natural (bacterías o virus) y la otra es por hechicerías de maleficios diabólicos. No se trata de mal de ojo si se sospecha que “aquel doliente ha sido maleficiado por maliciosas hechicerías de nigrománticos o de bruxas, o de otras malditas personas”. "Aojar" es también conocido como "atravesar", "enhechizar" o "fascinar". Suele culparse a las brujas y meigas sobre este "arte", aunque en el occidente europeo hubo un tipo de hechicera especializada en aojar: la fascinaria. Hay un estrecho vínculo entre la envidia y el mal de ojo, de hecho como su etimología indica la envidia (videre) entra por los ojos.



1-La enfermedad producida por “aojo” se puede presentar de distintas formas, manifestándose, en general, como afecciones que interesan al aparato digestivo y a la cabeza. Los trastornos se caracterizan por síntomas de inapetencia, desgana, decaimiento, ojos caídos, dolor de cabeza en sus múltiples facetas, etc. Cuando un individuo ha sido víctima del mal de ojo, lo que le sucede es que “se le para la comida en el estómago”; esto de denomina “empacho” o “asiento”. No obstante, dicho trastorno puede ser debido a causa distinta del “mal de ojo”.



Entre los efectos perniciosos más comunes que provoca el mal de ojo en las personas se encuentran los traspiés, piojos, enfermedad, no comer, quedarse parado, impedir viajar, manchas en brazos y pecho, delgadez extrema y volverse medio loco. Según un estudio de Carmelo Lisón Tolosana en Galicia, entre los animales domésticos los efectos son los siguientes:



No dan leche (en su lugar sangre) 35%

Enferman 21%

Se paran, se sueltan, vuelcan el carro 14%

No andan 12%

Cornean, dan patadas 7%

No aran 5%

Abortan 4%

No comen 2%



2-Respecto a quienes pueden ser víctimas del mal, el criterio es unánime: se trata de niños, animales y personas adultas, siguiendo este orden en cuanto a frecuencia de casos. El objeto de la envidia o aojo suelen ser las mejores vacas o las que más leche dan, el niño más guapo, el cerdo más cebado, la persona afortunada, en definitiva todo aquello digno de envidia. Abajo tenemos unas estadísticas sobre las víctimas del aojamiento en Galicia:



Animales domésticos (principalmente vacas) 72%

Personas (sobre todo niños) 24%

Objetos (se dañan o estropean) 4%



3-La facultad de echar mal de ojo la posee cualquier persona, si bien, algunas tienen mas fuerza que otras para “esa gracia”. En general, se trata de un acto involuntario, es decir que no existe intencionalidad en el que provoca la enfermedad, aunque también se dan casos en los cuales existe voluntad de hacer daño. En definitiva, se puede concluir que existen tres tipos de aojadores que pueden agruparse en dos categorías: aojadores involuntarios desconocidos, aojadores involuntarios conocidos y aojadores voluntarios desconocidos (en el caso de existir aojadores voluntarios conocidos, se les habría expulsado de la comunidad, castigado u obligado de cualquier forma a no repetir dichos actos, por tanto no se considera esta opción). Algunas personas instaban a los aojadores involuntarios conocidos para que mirasen hacia abajo o se taparan el "ojo maligno" con una venda para evitar desgracias, incluso en algunas localidades gallegas se les ha obligado a llevar gafas oscuras en pleno siglo XX.



El carácter de los que provocan el mal de ojo de forma voluntaria se identifican con: malas personas, envidiosos, avaros, hipócritas, entrometidos, chismosos, rencorosos, coléricos, pendencieros, personas con mala suerte personal, carácter fuerte, poco cívicos y maleducados. Es alta la estadística entre ancianos, pobres, extranjeros, solitarios y marginados. Es de destacar que son mayoritariamente mujeres las causantes del aojo. El aojador suele tener una mirada brava que provoca un desconcierto en la víctima. A decir de algunos testigos y textos históricos, si el que ha sido objeto de un aojamiento por parte de una meiga es consciente de ello y trata de amenazarla o gopearla, el aojamiento desaparece al instante. Como puede comprobarse el aojo voluntario es provocado por los que carecen de bienes o fortuna y marginados de la sociedad (como las meigas), aquellos que tienen motivos reales para envidar al prójimo y a sus posesiones. A menudo el aojamiento viene precedido de un insulto o maltrato verbal al aojador.

Artificios del mago II: Hechizos



Otro artificio bastante común entre los magos son las hechuras, hechizos u objetos tangibles que se emplean para conseguir sus propósitos. Se llaman hechiceros a los magos que dominan principalmente este arte. La raíz etimológica es dhe- (poner, arreglar). Del latín facere "hacer". Hechizo es "artificioso, postizo", sustantivado en el sentido de "artificio supersticioso de que se valen los hechiceros"; de la correspondiente forma portuguesa feitiço (del latín facticius "hecho con arte"), mal pronunciada por los negros, se tomó el francés fétiche, de donde "fetiche".


Fray Eymerich condena a los hechiceros en el siglo XIV:



Los hechiceros y adivinos son procesados por el Santo Oficio, cuando en sus encantos hacen cosas que rocen con la herejía, como bautizar por segunda vez a las criaturas, adorar a una calavera, etc. Mas si se ciñeren a adivinar los futuros contingentes por la quiromancia o rayas de la mano, o por el juego de dados, o el aspecto de los astros, que son meras hechicerías, serán juzgados por los tribunales seglares. Los que dan pócimas amatorias a las mujeres para que los quieran, se asimila a estos últimos. Conforme a esta última observación, si el hechicero que invoca al diablo, por ejemplo, para que se enamore de uno una mujer, y se vale de los imperativos, te mando, te suplico, te pido, te ruego, etc.. es hereje manifiesto, porque estas fórmulas suplicatorias suponen y contienen adoración implícita.


En el siglo XVI, Antonio de Torquemada define a las hechiceras:



Hechiceras se dicen aquellas que, aunque no dejan de tener familiaridad y conversación con el demonio, es de tal manera que ellos mismos apenas entienden el engaño que reciben; y porque se aprovechan de algunos signos y caracteres y otras supersticiones, en que tácitamente invocan nombres de demonios y se aprovechan de su ayuda; y para que con mayor disimulación el demonio las tenga de su bando, aprovenchase juntamente con algunas propiedades de yerbas y raíces y de piedra y de otras cosas que tiene virtudes ocultas; y así van mezclando lo uno con lo otro, que son la magia natural con la del demonio.


En sentido amplio, la hechicería es el conjunto de prácticas que pretenden la manipulación de la naturaleza por medios no naturales. Para ello se vale, por un lado, de las propiedades ocultas de plantas, minerales y fluidos animales, los cuales utiliza para la preparación de remedios terapéuticos, filtros amorosos o venenos que pueden usarse para provocar enfermedades o la muerte. Además de los recursos materiales, el hechicero utiliza unas fórmulas orales que, recitadas durante la ceremonia o ritual mágico, cargan o aumentan el poder de la preparación. Según documentos medievales españoles, en la magia de las confecciones o mezclas se incluían todas las hierbas, todos los árboles, las piedras y los elementos. Entre los componentes más usados históricamente se hallan:



-Del reino mineral: La magnetita o “piedra imán” (aunque a veces se utilizaba como tal cualquier otro mineral), carbón, mercurio, berilo, carbunclos, draconita, ámbar amarillo (resina), ámbar gris (excrementos endurecidos de cachalotes), azogue, lapislázuli, solimán, etc.



-Del reino vegetal: El helecho, romero, habas, alcanfor, cebolla albarrana, cepacaballo o equiseto, agua de rosa, trébol, jazmín, culantrillo, estoraque, laurel, ruda, beleño, mandrágora, estramonio, digital, amanitas (muscaria y phalaoides), aloe, hiedra, limón, vinagre, etc.



-Del reino animal: La algalia, tela de caballo o “hipomanes”, placenta de diversos animales (mantillo), almizcle, picos de golondrina, colmillos de lobo y ojos de loba, sangre de culebras, plumas y corazón de abubilla, moscas del tipo cantárides, espina de erizos, aceite serpentino (al parecer, confeccionado con veneno de víbora), venenos de distintos animales, aceite de escorpión, barbas y sangre del macho cabrío, cuerno de ciervo, huesos de corazón de ciervo o bezoar, hiel de diferentes animales, sesos de asno, etc.



-De origen humano: Semen, sangre menstrual o de otro origen, pelos, uñas, sudor, orina, saliva (especialmente la que se obtiene en ayunas), piel, dientes (especialmente los de ahorcados), mantillo de niño (amnios o bolsa amniótica), etc.



-Objetos consagrados: Hostias, trozos de la piedra del altar (ara consagrada), cera del cirio pascual, agua bendita, etc.



-Otros de difícil calificación: Tierra de cementerio, tierra pisada por la víctima del hechizo, trozos de ropa, piedra del águila, soga de ahorcado, etc.



Todos los hechizos forman parte de cuatro grandes familias: fascinaciónes, veneficios, fijaciones y ligaduras. Las iremos analizando en futuras entradas. Según la moralidad de los fines del hechizo se clasifican en maleficios y beneficios. Si bien había hechiceros especializados en maleficios o beneficios, también los había que se servían de ambos.  



Los beneficios (no confundir con veneficio) más comunes estaban destinados a desligar y deshechizar. Entre las ligaduras benéficas se hallan los colgantes u objetos que se llevan atados al cuerpo, consistentes en precantaciones o caracteres mágicos. El beneficio es rara vez nombrado dada la mala fama que tuvo la magia entre los eruditos medievales, sin embargo en un texto hispano del s.XIII se lee:



Ellas Fueron rayz de los fechizos, e de las conjuraçiones, e de los encantamentos, e de los malefiçios... e otrosí que ellas fueron rayz de los benefiçios que es sanar de todos estos malos fechos e de tornar que los que fuxiesen que no pudiesen yr adelante. E dizen que ellas auíen el saber de los transmudamientos de las cosas de los poderes de las suertes.



Los maleficios eran hechizos realizados con perversas intenciones, los más comunes eran las ligaduras, fijaciones, los venenos, las drogas nocivas y el mal de ojo. Los magos que se especializaban en ellos se llamaban maléficos, San Isidoro (s.VII) comenta sobre ellos:



Los magos o maléficos perturban los elementos, trastornan las mentes de sus víctimas. Sin veneno alguno, provocan la muerte con sus cármenes ("malum carmen"). Como dice Lucano: “De ahí que la mente sin tener veneno alguno, parece encantada (incantata)”. Conjuran demonios, presumen de eliminar a sus enemigos con malas artes. Se sirven de sangre y víctimas. A menudo tocan los cuerpos de los muertos.